Bebé sobreestimulado: consecuencias de un exceso de estimulación

  • 15 de Febrero del 2024
  • 4 min de lectura

Estimular al bebé, incluso antes de nacer, es muy recomendable ya que la estimulación temprana favorece las conexiones neuronales y contribuye a aumentar las capacidades físicas y mentales del pequeño.

Desde el momento en que nace, el bebé comienza a tomar contacto con el entorno que le rodea. A partir de entonces, los estímulos que vaya recibiendo en forma de caricias, sonidos, olores, colores y sabores contribuirán al desarrollo psicomotor.

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No obstante, al igual que la falta de estimulación incide negativamente en el avance de sus capacidades físicas y mentales, tampoco es positivo que el bebé esté sobreestimulado.

Qué es la estimulación temprana y que beneficios aporta

Los expertos recomiendan empezar a estimular a los bebés desde el útero materno y continuar una vez nacen. 

La estimulación temprana consiste en facilitar el aprendizaje del bebé con actividades o ejercicios que, en los primeros meses de vida, deben ser especialmente contenidos y suaves.

La estimulación temprana y adecuada proporciona muchos beneficios al desarrollo del pequeño:

  • Ayuda a desarrollar y potenciar las funciones cerebrales en el plano intelectual, físico y afectivo.
  • Favorece los vínculos afectivos con los padres.
  • Estimula el aprendizaje.
  • Favorece la curiosidad y la exploración del mundo que le rodea.

Qué es la sobreestimulación en los bebés

Un bebé sobreestimulado es un bebé agobiado por la recepción de demasiados estímulos sensoriales que no es capaz de procesar. 

La sobreestimulación es más común en recién nacidos y bebés de pocos meses, ya que el desarrollo del sistema nervioso está lejos de completarse. Conforme vayan creciendo, irán regulando la manera de procesar los diferentes estímulos.

Cuando un bebé está sobreestimulado experimenta emociones negativas que expresa con determinadas señales.

Señales que indican que el bebé está sobreestimulado

Aunque cada bebé es único y reacciona de diferente manera a los estímulos, existen señales comunes que expresa un bebé sobreestimulado

Son las siguientes:

  • Llanto excesivo y prolongado.
  • Sueño intranquilo y con despertares frecuentes.
  • Inquietud y movimientos continuos de brazo y piernas. Algunos bebés cierran los puños con fuerza o arquean la espalda.
  • Evitar la interacción visual o apartar la cabeza.
  • Distracción durante las tomas.
  • Irritabilidad y falta de calma incluso cuando le consuelan.

¿Cuáles son las posibles causas de la sobreestimulación en bebés?

Como hemos explicado, la sobreestimulación puede darse cuando el bebé recibe más estímulos de lo que es capaz de procesar. Las causas son variadas:

  • Ruidos fuertes y excesivos (música, ruido ambiental, medios audiovisuales, …)
  • Luz demasiado intensa, brillante.
  • Ambientes concurridos.
  • Movimientos bruscos y rápidos cerca del bebé.
  • Falta de rutinas establecidas de sueño y alimentación.
  • Cansancio por falta de periodos de tranquilidad y descanso.
  • Ofrecer actividades no acordes a su edad y nivel de desarrollo.
  • Intentar apresurar el aprendizaje o la adquisición de habilidades antes de lo que corresponde.

Consecuencias de la sobreestimulación en bebés y cómo evitarla

Al igual que ocurre con las causas, las consecuencias de la sobreestimulación en bebés son variadas y pueden afectar tanto a su desarrollo físico como al desarrollo mental y emocional:

  • Cuando la sobreestimulación es constante, es posible que afecte a las funciones cognitivas y surjan problemas de atención, concentración y aprendizaje.
  • Si el bebé se acostumbra a un alto nivel de sobreestimulación, acaba tolerándola y su cerebro solo se activa ante un alto nivel de estímulos. 
  • Emocionalmente, un bebé sobreestimulado puede desarrollar ansiedad, nerviosismo y dificultades para expresar las emociones
  • Algunos niños desarrollan hipersensibilidad a determinados estímulos, reaccionando exageradamente ante los mismos.
  • La sobreestimulación puede generar una mayor producción de hormonas de adrenalina y cortisol. Algunos expertos relacionan este hecho con el desarrollo de la hiperactividad.

Para evitar la sobreestimulación y sus consecuencias, se pueden poner en práctica las siguientes recomendaciones:

  • Establecer horarios regulares con rutinas de descanso, sueño, alimentación y juego.
  • Reducir posibles fuentes de sobreestimulación como luces intensas, música fuerte, ruidos o exceso de gente. Es importante que el bebé disfrute de momentos de tranquilidad que le permitan procesar la información que recibe. 
  • Evitar pasar demasiado rato en ambientes con exceso de estímulos sensoriales para el bebé.
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Cómo calmar a un bebé sobreestimulado

Como padres, es importante estar atentos a las señales que indican que un bebé está sobreestimulado. De esta forma, se puede ajustar el enfoque de la estimulación según convenga adaptando el entorno a sus necesidades. 

En el caso de un bebé sobreestimulado, pueden ponerse en práctica estas recomendaciones:

  • Procurar un ambiente tranquilo y relajado en torno a la habitación donde está el bebé.
  • Respetar las rutinas diarias de comidas y descansos.
  • Evitar ruidos u otros estímulos intensos.
  • Arrullar al bebé para que se sienta seguro y se calme.
  • Ofrecerle el pecho o el biberón. Algunos bebés se calman al recibir alimento.
  • Mecerlo suavemente.

Conocer cómo responde cada bebé a los estímulos permite crear el entorno más idóneo para un buen desarrollo, mientras se siente seguro y protegido.

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Preguntas frecuentes sobre bebé sobreestimulado

La sobreestimulación puede incidir negativamente en el bienestar físico y emocional, y en el desarrollo cognitivo del bebé.

Un bebé sobreestimulado expresa su malestar con irritabilidad y llanto. Es importante prestar atención a las señales que hemos explicado.

La hiperactividad, la falta de atención y concentración, los problemas en el aprendizaje y las dificultades para establecer vínculos afectivos son algunos posibles efectos de la sobreestimulación.

Significa que el bebé o niño está recibiendo más estímulos sensoriales de los que su sistema nervioso puede procesar y, por tal razón, sufre ansiedad, enfado o miedo.

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