¿Cómo educar a los niños impulsivos?

  • 29 de Febrero del 2016
  • 4 min de lectura

Los niños impulsivos son aquellos que actúan sin pensar, con poco autocontrol, que no tienen en cuenta las consecuencias de sus actos, desobedientes… Esta forma de ser les puede traer problemas en sus relaciones personales y en el colegio, por eso es importante saber cómo tratarlos y educarlos.

¿Mi hijo es impulsivo?

Todos podemos actuar alguna que otra vez con impulsividad y sin pensar en las consecuencias de nuestros actos. Sin embargo, las personas impulsivas actúan siempre siguiendo una serie de pautas de comportamiento:

  • Primero actúan, luego piensan
  • No son capaces de respetar los turnos en un juego ni en una fila
  • No leen las instrucciones o el enunciado antes de hacer algo, con lo que muchas veces se equivocan y tienen que rehacerlo
  • Hablan y actúan sin pensar en las consecuencias, con lo que pueden herir a otros
  • No respetan el turno al hablar e interrumpen siempre las conversaciones
  • Contestan antes de que la pregunta haya sido formulada
  • Tienen mal perder
  • Baja tolerancia a la frustración
  • Interrumpen y estorban a los demás
  • Presentan poco autocontrol
  • Se meten en peleas o en actividades peligrosas sin valorar los riesgos
  • Son desobedientes
  • En niños pequeños, sufren rabietas a menudo

¿Cómo actuar con un niño impulsivo?

Es importante corregir esta manera de ser ya que la impulsividad continuada puede traer muchos problemas y consecuencias negativas al niño, tanto en sus relaciones personales como escolares o laborales cuando crezca. Las personas reflexivas y que piensan antes de actuar son más libres ya que no se dejan llevar por impulsos que pueden variar de un segundo a otro.

Te damos unas cuantas estrategias para educar a niños impulsivos:

  1. Lo primero es tener en cuenta que no es que no quiera controlarse, sino que le cuesta. Por lo tanto hay que ser comprensivos con él ya que es probable que después se arrepienta. Aun así, hay que ayudarle a controlarse para cambiar sus malos hábitos.
  2. Es fundamental que aprenda que sus actos tienen consecuencias. Si comprende que puede hacerse daño a sí mismo o a los demás, es más fácil que se controle.
  3. Debéis marcarle unos límites claros y unas normas que deberá cumplir y, si no lo hace, será castigado o penalizado con de alguna manera: sin ver la televisión, sin jugar a la consola, etc. Es importante que cumpla siempre sus castigos al momento para que lo relacione con su mal comportamiento.
  4. No le etiquetes como malo o impulsivo, cuando se etiqueta a un niño se contribuye a fomentar ese comportamiento ya que se le hace creer que es así y que no tiene manera de cambiar su forma de ser.
  5. No discutas con él cuando esté nervioso o enrabietado, es mejor ayudarle a reflexionar y hacerle ver las cosas cuando esté tranquilo, por ejemplo por la noche antes de irse a dormir.
  6. Una buena manera de ayudarle a tener más capacidad de autocontrol es jugar a bailar una canción y, cuando la música pare, debe quedarse totalmente quieto. Verás que al principio le cuesta un poco pero así aprenderá a respetar las normas.
  7. Léele cuentos o historias sobre niños impulsivos que aprenden a controlarse y así son mucho más felices.
  8. Muchos niños identifican la sensación que sienten antes de “explotar” como un calor intenso acompañado de fuertes emociones que no pueden reprimir, como un volcán en erupción. Para ayudarle a tomar conciencia de su problema puedes hacerle visualizar el proceso imaginándose que hay un volcán en su interior que está a punto de estallar. Así, identificará sus sensaciones internas previas al estallido, lo que ayudará a que lo controle.
  9. Técnicas de relajación: los métodos de relajación contribuyen a pararse a reflexionar antes de actuar.
  10. Podéis jugar a haceros preguntas por turno pero, antes de contestar, hay que esperar al menos 10 segundos pensando la respuesta. Así, contribuirás a fomentar en él la reflexión.
  11. Canaliza su exceso de energía con actividades deportivas como las artes marciales.
  12. Los ejercicios de aprendizaje como los laberintos, pintar mandalas, encontrar las diferencias… ayudan a fomentar la paciencia.
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