Natación en el embarazo

  • 29 de Noviembre del 2017
  • 2 min de lectura

Uno de los mejores ejercicios que se puede practicar durante toda la gestación es la natación. No solo nos ayuda a estar en forma, sino que también produce relax y placer.

Durante el embarazo, siempre que no haya contraindicaciones, se debe realizar algún ejercicio de manera regular ya que ayuda a evitar dolores, tensiones, a prepararnos para el parto, controlar el peso, estar en forma, etc. Sin embargo, no todos los deportes son adecuados.

Uno de los mejores ejercicios para embarazadas es la natación ya que es muy completo, con pocos riesgos y muy agradable, perfecto tanto para deportistas como para mujeres que apenas hacían ejercicio antes del embarazo.

En el agua una se siente ligera y ágil, por lo que el esfuerzo es menor y dejar que el agua sostenga tu peso puede ser muy liberalizador y placentero.

Entre los beneficios de la natación en el embarazo encontramos:

- Mejora el tono muscular y ayudar a evitar dolores.

- Estimula la circulación de la sangre previniendo las varices, la hinchazón y los calambres.

- Aumenta la resistencia pulmonar.

- Ayuda a tener un mejor parto y a recuperarnos mejor del mismo.

 

Recomendaciones para nadar en el embarazo

- Si es posible, nada entre 20 y 30 minutos al día.

- Puedes nadar hasta los 8 meses, pero se recomienda dejarlo en las últimas semanas por si pierdes el tapón mucoso durante el ejercicio y no lo notas.

- Evita siempre fatigarte. Deja de nadar si te notas muy cansada, te mareas o te falta el aliento.

- Puedes nadar a crol, a braza o de espalda, pero deberás adaptar la postura según te sientas más cómoda con la tripa. En el último trimestre, por ejemplo, si nadas a espalda deberás hacerlo semisentada, con la tripa hundida, para que el bebé no limite al circulación materna.

- Conviene hacer paradas para relajarse flotando boca arriba. Si no estás cómoda, puedes colocarte un churro de gomaespuma bajo las rodillas y otro bajo el cuello.

- Entra siempre por las escaleras al agua y hazlo de manera lenta y con cuidado.

- Evita las apneas y nada siempre acompañada.

- Dúchate al salir y no te quedes con el bañador mojado para evitar el riesgo de infecciones.

 

 

 Fuente:

- Lynn Huggins-Cooper (2005), Maravillosamente embarazada, Madrid, Ed. Nautilus.

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