¡Más pescado!, ahora… Azul

  • 4 de Agosto del 2015
  • 2 min de lectura

A los 18 meses, el bebé ya se encontrará en una etapa avanzada de su diversificación alimentaria y estará preparado para comer casi, casi de todo. Es el momento pues, de introducir en su dieta el pescado azul, de especial interés nutricional como fuente de proteínas, por su riqueza en ácidos grasos ω-3 (son la principal fuente alimenticia) y por aportar calcio, hierro y zinc y vitamina D.

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A lo largo del primer año de vida las necesidades nutricionales del bebé cambian y es el momento de empezar con la educación nutricional. Se trata de romper con la monotonía del comer por necesidad, convirtiendo las comidas en algo ameno y divertido, sin descuidar su crecimiento y desarrollo. Para cumplir con todos estos objetivos, contamos con el pescado azul como perfecto aliado.

La introducción de este alimento será a partir de los 18 meses, unos meses mas tarde que el pescado blanco, pues este último es menos graso y de más fácil digestión por parte del bebé. En esta época, se introducirán también otros alimentos como las fresas y los primeros frutos secos, siempre triturados.

La cantidad de especies de consumo de pescado azul (atún, bonito, sardina, anchoa, salmón, pez espada, caballa o palometa) que encontraremos en mercados y pescaderías facilitará la tarea de preparar menús diferentes y variados. De todos estos, escogeremos preferentemente pescados pequeños (que superen siempre las tallas mínimas) y sin espina. Si hubiera rechazo por su textura mas grasa, la amplitud de oferta permite varias oportunidades hasta la aceptación. Esta también se puede facilitar espaciando las tentativas y acompañando de alimentos ya aceptados que sean especialmente del agrado del bebé (patata o verduras).

El consumo aconsejado en la dieta mediterránea de pescado azul, es de mínimo 1 o 2 raciones por semana, dentro de las 3 o4 que se recomiendan de pescado en total. Estas raciones para el bebé pueden ser rodajas pequeñas o medio filete de pescado, de unos 50 a 85 gramos. Se pueden cocinar hervidos, al horno o a la plancha y al introducirlos en una época donde el bebé ya puede masticar, se pueden servir en pequeños trozos con la guarnición escogida (aunque si el ritmo de dentición es más lento, también se pueden triturar).

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