Cómo entender los tipos de llantos del bebé y qué significa cada uno

  • 30 de Septiembre del 2025
  • 7 min de lectura

Los tipos de llantos del bebé no solo varían en sonido, también en ritmo, intensidad y duración. Entender qué quiere comunicar tu hijo cuando llora —si tiene hambre, sueño, gases o simplemente necesita brazos— puede transformar una tarde estresante en un momento de conexión. Durante los primeros meses, el llanto es su única forma de expresarse, y aunque al principio suene todo igual, poco a poco irás diferenciando cada matiz.

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El llanto como lenguaje: por qué es clave aprender a escucharlo

Durante los primeros meses de vida, el llanto es la herramienta principal de comunicación del bebé. No llora “porque sí”, sino que cada sonido, pausa o gesto corporal tiene un motivo. Puede que tenga hambre, frío, sueño, o que simplemente necesite sentirte cerca. Aprender a identificar los tipos de llantos del bebé te ayuda a responder de forma más certera, a evitar frustraciones innecesarias y a reforzar el vínculo con tu hijo.

En esta etapa, es completamente normal que un bebé llore entre hora y media y tres horas al día. Lo que cambia es cómo lo interpreta quien cuida. Cuando sabes qué estás escuchando, puedes actuar antes de que el llanto se descontrole. Además, una respuesta adecuada transmite seguridad al bebé, que se siente comprendido, contenido y protegido. Escuchar no es solo oír, sino observar, conectar y confiar en que poco a poco, sabrás entender lo que tu hijo necesita.

Los cinco sonidos del Método Dunstan y qué expresan

El Método Dunstan parte de una idea simple pero poderosa: antes de romper a llorar, los bebés emiten sonidos reflejo que expresan necesidades concretas. La investigadora australiana Priscilla Dunstan identificó cinco sonidos universales presentes en recién nacidos de todo el mundo, especialmente entre el nacimiento y los tres meses de edad. Reconocer estos sonidos te permite actuar antes de que el llanto escale, ayudando a calmar al bebé con mayor facilidad.

Aprender a diferenciar estos cinco tipos de llantos del bebé es como adquirir un nuevo idioma. Veamos qué significa cada uno y cómo reconocerlo.

“Neh” – hambre

Este sonido se genera por el reflejo de succión: la lengua del bebé toca el paladar como si fuera a mamar. Suele escucharse al principio del llanto, de forma suave, pero si no se atiende, se intensifica rápidamente. El bebé puede girar la cabeza, llevarse las manos a la boca o hacer movimientos de succión con los labios.

“Owh” – sueño

El reflejo de bostezo provoca un sonido vocalizado con forma redonda, como una “O”. Es un aviso precoz de cansancio. El bebé puede arquear la espalda, tener los ojos rojos o frotárselos. Si no se le ayuda a dormir, el llanto puede volverse más agudo e irregular.

“Eh” – necesidad de eructar

Este sonido aparece cuando el bebé necesita liberar aire tras una toma. La presión en el pecho genera un impulso vocal corto y seco, que suele repetirse. Si no puede eructar, interrumpe la alimentación y se muestra inquieto.

“Eairh” – gases o cólicos

Más gutural y largo, este sonido nace desde el abdomen. Indica dolor intestinal o acumulación de gases. El bebé suele encoger las piernas hacia la barriga, apretar los puños y mostrar la cara enrojecida. Es uno de los llantos más difíciles de calmar.

“Heh” – incomodidad

Este sonido es una especie de jadeo corto, parecido a una exhalación. Señala malestar general: pañal sucio, temperatura inadecuada o ropa incómoda. Suele ir acompañado de movimientos de queja, expresión tensa y llanto intermitente.

Los tipos de llantos del bebé varían en sonido, ritmo e intensidad.

Cómo suenan los tipos de llantos del bebé según estudios clínicos

La ciencia ha confirmado que no todos los llantos suenan igual. Un estudio realizado por el Hospital Clínic de Barcelona ha identificado patrones acústicos en el llanto de los bebés que permiten asociarlos con causas concretas. Estos patrones tienen que ver con la duración, la frecuencia, las pausas y el tono. Escuchar con atención, junto con la observación de gestos y expresiones, permite afinar la respuesta y actuar con mayor confianza.

Llanto por hambre

El llanto provocado por hambre suele tener un ritmo constante y repetitivo. Suena insistente, pero no agudo. Empieza con pausas breves entre cada vocalización, aunque se vuelve más urgente si no se atiende. Los bebés que tienen hambre también suelen acompañar el llanto con movimientos como chuparse las manos o girar la cabeza en busca del pecho o el biberón.

Llanto por sueño

Cuando el bebé tiene sueño, su llanto es más monótono y prolongado. La melodía parece ir decayendo poco a poco, como si estuviera arrastrada por el cansancio. No es raro que este tipo de llanto vaya acompañado de bostezos, frotado de ojos o incluso pequeños espasmos si está muy sobre estimulado. Aunque parezca contradictorio, cuanto más cansado está, más le cuesta dormirse y más se intensifica el llanto.

Llanto por gases

Este tipo de llanto suena más ronco, tenso y desigual. Suele tener un timbre más bajo y forzado, debido a la presión interna que siente el bebé. Lo que lo distingue es que se alterna con momentos de silencio y expresiones evidentes de malestar, como encoger las piernas o apretar los puños. A menudo aparece después de comer y puede durar hasta que consigue expulsar el aire.

Llanto por estrés o angustia

El llanto por angustia se distingue por su tono agudo y su ritmo impredecible. No sigue un patrón claro y a veces parece desorganizado. Suele aparecer en situaciones de sobreestimulación, como ruidos intensos, luces fuertes o contacto excesivo. El bebé se muestra inquieto, con gestos tensos y mirada nerviosa. Calmar este tipo de llanto requiere reducir estímulos, hablarle con voz suave y proporcionarle seguridad a través del contacto.

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¿Qué hacer si no para? Señales de alarma que requieren atención médica

No todos los llantos del bebé son motivo de preocupación, pero hay momentos en los que sí conviene estar alerta. Reconocer cuándo el llanto entra en un terreno poco habitual te ayuda a actuar con rapidez y evitar complicaciones. Una de las señales más claras es que el bebé no se calma con nada. Si lleva más de dos horas llorando sin descanso, a pesar de haber descartado hambre, frío, incomodidad o sueño, es importante considerar que puede estar pasándole algo más.

Otro signo que no debe pasarse por alto es la fiebre. En bebés menores de tres meses, cualquier subida de temperatura requiere consulta médica inmediata. A partir de los tres meses, también hay que acudir si la fiebre supera los 38 °C o si se combina con llanto agudo, decaimiento o rechazo a la comida.

El llanto también puede ser síntoma de algo serio cuando aparece de forma repentina, con gemidos o acompañado de vómitos, diarrea, sarpullidos o cambios en la respiración. Si observas que el bebé está menos activo, más rígido o deja de responder como lo hace habitualmente, conviene buscar atención médica sin esperar.

Saber distinguir entre un llanto habitual y uno que no encaja con el patrón normal no es fácil, pero con el tiempo se vuelve más intuitivo. Mientras tanto, ante la duda, consultar con un profesional siempre es la mejor decisión.

Los tipos de llantos del bebé reflejan necesidades específicas.

Claves para interpretar el llanto día a día

Conocer los tipos de llantos del bebé no es una ciencia exacta, pero hay estrategias que ayudan mucho a afinar la escucha y ganar seguridad con el tiempo. La primera es observar más allá del sonido. El cuerpo del bebé también habla, por ejemplo, con piernas encogidas, manos tensas, rostro arrugado o espalda arqueada pueden darte pistas más claras que el llanto en sí. Por ejemplo, un bebé con gases tiende a apretar los puños y flexionar las piernas, mientras que uno con sueño suele frotarse los ojos y moverse de forma más desordenada.

También puedes llevar un registro de lo que ocurre antes, durante y después del llanto. Anotar cuándo llora, cómo se comporta y qué lo calma puede ayudarte a reconocer patrones. A veces el llanto coincide siempre con las mismas horas del día, después de las tomas o en momentos de sobreestimulación. Con esta información, anticiparse se vuelve más sencillo.

También es importante tener en cuenta cómo te encuentras tú. El cansancio, el estrés o la inseguridad pueden hacer que todo suene igual o que sientas que nada funciona. Pedir ayuda, descansar y confiar en que poco a poco entenderás mejor a tu bebé no es un lujo, es necesario. Escuchar requiere presencia, y cuidarte también es parte del proceso.

Conclusión: entender su llanto es entenderlo a él

Nadie nace sabiendo interpretar los tipos de llantos del bebé, pero con práctica, observación y paciencia, todo empieza a encajar. Al principio puede parecer que todos los llantos suenan igual, pero poco a poco irás reconociendo sus matices, sus ritmos, sus gestos. Escuchar a tu bebé no es solo cuestión de oído, sino de conexión.

Conocer herramientas como el Método Dunstan, prestar atención al cuerpo, registrar patrones o saber cuándo consultar con un profesional no solo te ayuda a calmarlo, sino que te ayuda a cuidarlo mejor. Cada llanto que interpretas es un paso más hacia una relación más segura, más cercana y más tranquila.

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FAQs sobre los tipos de llantos del bebé

Aunque el llanto es un reflejo desde el nacimiento, a partir de las 6 semanas empieza a mostrar una intención más clara. En esa etapa, ya no llora solo por incomodidad física, sino también para buscar contacto o atención. No significa que manipule, sino que ha aprendido que su llanto provoca una respuesta. Observar sus gestos y patrones te ayudará a interpretar esa intención.

No exactamente. Aunque hay patrones comunes (hambre, sueño, dolor), cada bebé tiene su propia manera de expresarse. Algunos son más intensos o rítmicos, otros más pausados o agudos. Lo importante es que observes a tu bebé y aprendas cómo suenan sus distintos llantos en diferentes situaciones. Con el tiempo, identificarás sus señales personales mejor que cualquier guía general.

No. Coger a un bebé cuando llora no lo malcría. En los primeros meses, su llanto es su única forma de comunicación. Atenderle le da seguridad y fortalece el vínculo. Además, al calmarlo, aprenderás a interpretar qué necesita. Los estudios demuestran que los bebés que se sienten atendidos desarrollan un apego más sano y lloran menos a largo plazo.

El llanto por dolor suele ser agudo, repentino y persistente, sin pausas ni cambios. En cambio, el berrinche o frustración aparece más adelante, suele tener una intensidad cambiante y va acompañado de rabietas físicas. En bebés pequeños, el dolor puede ir acompañado de rigidez corporal, gemidos o gestos de incomodidad. El contexto también ayuda: si todo estaba bien y empieza a llorar de golpe, sospecha de dolor.

Sí, en algunos casos. Si el llanto es muy agudo, continuo y no responde a ningún consuelo, puede ser señal de molestias serias como infecciones, problemas gastrointestinales o fiebre. También si va acompañado de síntomas como vómitos, rechazo del alimento o fiebre. Confía en tu intuición: si el llanto no es habitual en tu bebé, contacta con su pediatra sin dudar.

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