Aunque te parezcan sosos o insípidos sus purés, no les añadas sal. Sal y bebés no forman una buena pareja, sobre todo antes de su primer año de vida. Durante los primeros doce meses, algunos de sus órganos todavía están inmaduros y no debemos forzarlos. A esta edad, el consumo de ingredientes como la sal y el azúcar puede convertirse en un hábito adquirido que no les beneficiará en nada. A partir del año, se pueden tomar, pero siempre en su justa medida.
¿Qué cantidad de sal debe consumir un niño?
El contenido de sodio que tienen los alimentos, por sí mismos, es más que suficiente para cubrir los requerimientos de este mineral durante su primer año de vida. A partir de aquí, la sal añadida estará presente en su dieta a través de los diferentes alimentos que ya ingiere (cereales, pan, comida preparada...).
Para evitar problemas a futuro, lo mejor es incorporarla poco a poco y en la cantidad justa, que varía según la edad:
- La cantidad de sal en bebés menores de 3 años no debe superar los 2 gramos al día.
- La cantidad de sal entre los 4 y los 6 años no debe superar los 3 gramos.
- La cantidad de sal entre los 7 y los 10 años no debe superar los 4 gramos.
La recomendación de la Organización Mundial de la Salud es que la ingesta de sal nunca supere los 5 gramos por día, tanto para los adultos como para los niños mayores de 10 años.
¿Qué pasa si le doy sal a mi bebé de 6 meses?
Según los especialistas, durante los primeros 12 meses de vida, el bebé no debe tomar sal añadida en ninguna de sus comidas pues con la que ya llevan incorporada los alimentos en su composición le resulta suficiente. A esa edad, algunos de sus órganos internos todavía se encuentran en proceso de maduración. Eso significa que aún no realizan todas sus funciones adecuadamente, ya que estas se irán perfeccionando con el paso del tiempo por lo que no conviene forzarlos.
El riñón es uno de esos órganos clave, por lo que conviene vigilar las cantidades de sal que contiene la comida que le preparas. Tan pequeño, sus riñones son incapaces de eliminar una cantidad demasiado elevada de sodio que puedan ingerir. Por ello, los purés, papillas, compotas... que le hagas deben ser lo más naturales posibles, sin conservantes ni sal añadida.
Y aunque a ti te puedan parecer insípidos, para él son una delicia porque todavía no tiene desarrolladas por completo las papilas gustativas, se van formando durante estos meses, y por tanto no aprecia el sabor propio de los alimentos al igual que nosotros.
¿Qué pasa si mi bebé de 7 meses come sal?
Al igual que con el bebé de 6 meses, la sal en el bebé de 7 meses debe limitarse a la que llevan los alimentos. Además de no poder eliminar bien el exceso de minerales debido a la inmadurez de sus riñones, hay otra razón importante. Si añadimos sal a las comidas del bebé, éste se acostumbra al sabor salado, empezando a crear un hábito para el que su organismo no está preparado ni lo necesita.
¿Qué se le da de comer a un niño de un año?
Aproximadamente hasta los 6 meses, la alimentación de tu hijo ha sido la leche. A partir de esa edad, empiezas a introducir en la dieta de tu hijo todo tipo de alimentos: cereales, verduras, frutas, carnes, pescados…
La alimentación de un niño de 1 año es ya muy variada y parecida a la del resto de la familia, con excepción de algunos alimentos para los que se recomienda esperar hasta los 2 años.
Poco a poco, el niño se irá acostumbrando a nuevos sabores y texturas y comiendo lo mismo que los demás.
Es aconsejable que la alimentación de toda la familia tenga poca sal, no solo para cuidar la salud del bebé, sino también la de niños más mayores y adultos.
Como ves, la sal en los bebés no debe añadirse a sus comidas en los primeros doce meses y, posteriormente, conforme el bebé se integra en el menú familiar, es conveniente que éste sea moderado en sal como parte de una alimentación y un estilo de vida saludables para prevenir patologías como la hipertensión.
Etapa vital
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