¿Cuándo empezar a fijar horarios a los bebés?

  • 4 de Agosto del 2015
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En los primeros meses de vida del bebé se recomienda que coma a demanda, es decir, cuando lo requiera. Sin embargo, llega un momento que es adecuado empezar a establecer unos horarios determinados para las comidas ya que las rutinas son necesarias, sobre todo en la alimentación. ¿Cuándo se deben establecer horarios? ¿Qué ventajas presenta?

Los niños necesitan seguir unas rutinas y unos horarios, eso les ayuda en su desarrollo y su educación, incluido en lo que a alimentación se refiere. A los niños les gusta saber qué va a suceder en cada momento y si les toca el baño, la comida o irse a dormir. Satisfacer sus necesidades les hace más feliz y alegres.

En las primeras semanas de vida no podrás instaurar unos horarios de comida ya que es recomendable que los bebés de esta edad coman a demanda, cuando su cuerpo lo requiere. Aunque suele suceder cada dos o tres horas, puede variar de un día a otro y, sobre todo, de un niño a otro.

Pero gradualmente verás que el bebé mismo respeta unos ritmos y se acostumbra a comer cada día a las mismas horas. En ese momento puedes instaurar unas rutinas que no solo le favorecerán a él, sino que también os ayudarán a los padres a organizaros mejor.

Asimismo, facilitará que se mantengan las rutinas en el caso de que cambie la persona que se haga cargo del bebé (los papás, los abuelos, la guardería o una canguro).

La edad a la que se pueden empezar a instaurar unos horarios depende de cada bebé, aunque en muchos casos puede iniciarse entre los 3 y los 4 meses. Para programar estos horarios se deben tener en cuenta los ritmos naturales del bebé, las horas que duerme, si es muy comilón o no, etc.

Una vez se haya instaurado una rutina, se debe mantener todos los días, exceptuando cuando el niño esté enfermo o en ocasiones especiales. Tampoco hay que ser muy exigente ya que debe tenerse en cuenta que todavía se trata de un niño muy pequeño. Debemos ser transigente con que el niño tenga hambre o sueño fuera de los horarios habituales, y sobretodo hacer caso a nuestro instinto como padres.