¿De dónde viene la fascinación de los bebés por los espejos?

  • 2 de Noviembre del 2016
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Aún no se reconocen, pero mirar su reflejo en un espejo es una de las actividades predilectas de los bebés. ¿La causa? Diversos estudios demuestran que los bebés cuentan con una inclinación innata por los rostros humanos, lo que se cree que puede ser un mecanismo desarrollado de forma evolutiva.

Las caras de personas son una de las visiones preferidas de los bebés. Investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology) demostraron que los bebés nacen con la capacidad de detectar caras aún con la reducida visión que tienen en sus primeros meses (con un campo de visión de apenas 30 centímetros). Cuando los investigadores enseñaban a recién nacidos imágenes de tres puntos dispuestos en la posición de los ojos y la boca, los bebés prestaban más atención a esa imagen que a cualquier otra.

Y es que los bebés nacen dependientes de su entorno. Así, nacer con una tendencia a prestar atención y distinguir las caras les permite conectar con su cuidador/a y, en un futuro, reconocer los rostros familiares frente a los que no lo son. Es, por tanto, una habilidad básica en su desarrollo como seres sociales.

De esta forma, dejarle jugar con un espejo irrompible o poner uno cerca de su cuna, su cambiador o su zona de juego, le permite poner en práctica esa habilidad de detección de rostros humanos.

¿Cómo puedes saber si se reconoce a sí mismo?

Un sencillo método empleado por los psicólogos para esto es manchar o pintar la nariz (u otro punto de la cara) del bebé. Sabrás que se reconoce en el reflejo cuando trate de tocar o borrar la mancha de su cara en el espejo. No obstante, conviene recalcar que este hito de auto-reconocimiento lleva un tiempo en los bebés en ser alcanzado. Es una habilidad que necesita una serie de mecanismos cognitivos que muchos bebés no alcanzan hasta alrededor de los 20 meses.

Etapa vital