Masaje perineal en el embarazo

  • 12 de Enero del 2016
  • 3 min de lectura

Este tipo de masaje sirve para reducir las posibilidades de una episiotomía y de desgarros en el parto. Sus beneficios son muchos y no es difícil de aplicar, solo es necesario seguir una serie de consejos y saber cómo y cuándo empezar.

¿Para qué sirve el masaje perineal?

La adecuada preparación del periné o suelo pélvico durante el embarazo disminuye el riesgo de sufrir una episiotomía o desgarros en el momento de dar a luz.

El periné es la zona comprendida entre el ano y los órganos genitales, con forma de rombo, formado por un conjunto de músculos. Su tono y elasticidad se pueden modificar con varias técnicas de preparación perineal como los ejercicios de kegel o el masaje perineal efectuado durante las últimas semanas de gestación.

Si se realiza correctamente, reducirás las posibilidades de que te tengan que practicar una episiotomía, con lo que la recuperación posparto será más fácil.

Consejos antes de empezar

Se debe comenzar en torno a la semana 34 ya que se recomienda, para que sea efectivo, realizarlo al menos durante 4 semanas antes del parto.

La frecuencia será como mínimo tres veces por semana y el masaje debe durar entre 5 y 10 minutos.

Los primeros días puede que te moleste un poco, pero nunca debe ser muy doloroso; si así fuera, se estaría haciendo mal.

Si te cuesta hacerte el masaje a ti misma, puedes pedir ayudar a tu pareja o servirte de un espejo para visualizar bien la zona.

Es importante ser muy constante ya que solo será efectivo si se realiza todas las semanas tres veces como poco y durante el tiempo indicado.

Para ayudarte con el masaje usa aceite de rosa de mosqueta. Es el mejor ya que la rosa de mosqueta es muy hidratante, antioxidante, regenerante y contiene múltiples ácidos grasos insaturados que en el organismo actúan como precursores de las prostaglandinas, que intervienen en la regeneración celular de membranas y tejidos.

¿Cómo se realiza?

  • Lávate bien las manos, quítate anillos y pulseras y las uñas deben estar recortadas y limpias.
  • Vacía la vejiga.
  • Usa un espejo o un libro de anatomía para familiarizarte con el periné y saber cómo está formado.
  • Colócate cómodamente sentada o de cuclillas. Una buena idea es sobre una silla cómoda con las piernas apoyadas en un taburete.
  • Debes estar relajada, tranquila y sin sufrir interrupciones.
  • Lubrica los dedos pulgar e índice con el aceite de rosa de mosqueta. Introduce los pulgares en la vagina unos 3 cm y presiona hacia abajo y hacia los lados de la vagina con un movimiento firme pero delicado, estirando la zona hasta que sientas una leve sensación de escozor. Después desliza el dedo desde la vagina hacia fuera y al contrario, manteniendo una ligera presión 2 minutos.
  • Pon los dedos en la entrada de la vagina y realiza presión hacia abajo durante un par de minutos, hasta que moleste.
  • Por último, coge esa zona entre el pulgar y los opuestos, a modo de pinza, y muévelos de un lado hacia otro para estirar el tejido de la entrada de la vagina. Hazlo unos 2 o 3 minutos.

Los primeros días quizá te cueste un poco más, pero pronto le cogerás el truquillo.

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