¿Por qué son útiles los objetos transicionales o de consuelo?

  • 5 de Octubre del 2017
  • 2 min de lectura

Los objetos de apego o consuelo son objetos especiales para el bebé que le aportan seguridad y protección y le ayudan a dormir y calmarse si se pone nervioso. Son útiles durante la primera fase de maduración del niño ya que le ayudan a “despegarse” de sus papás.

Los objetos transicionales, también llamados de apego o de consuelo, son objetos que cada niño elige y en los que deposita un cariño especial. Suele ser una mantita o un peluche y este objeto le ayuda a superar la etapa de angustia del octavo mes en la que el bebé se da cuenta de que sus padres no forman parte de él y, por lo tanto, pueden irse y dejarle solo durante un tiempo.

Estos objetos les aportan seguridad y protección y son un compañero fiel. Depositan su apego en él mientras sus padres están fuera (normalmente por motivos laborales).

No todos los bebés tienen un objeto de consuelo o apego, pero sí es bastante habitual. Algunos niños usan el chupete como objeto transicional y les sirve igualmente para calmarse y tranquilizarse. Otros, recurren a ciertas conductas o hábitos como chuparse el dedo o tocarse las orejas.

Por lo tanto, estos objetos ayudan al niño a madurar y no debes preocuparte ni quitárselo aunque sea un poco “obsesivo” con él. Es normal que el niño no pueda dormirse si no lo tiene en la cuna o que se ponga nervioso si se lo quitas. Tampoco se debe lavar (a no ser que esté muy sucio) ya que suele tener un olor especial que consuela al niño.

Ten en cuenta que este objeto lo eligen los niños, nunca deben imponerlo los padres.

No debes olvidártelo si os vais de viaje ya que, si no lo tiene cerca, es posible que le cueste dormir. También recurren a él cuando están enfermos o tristes.

Por último, la presencia de este objeto transicional o de consuelo suele durar hasta los 2 años, aunque puede que, desde esta edad y hasta los 4 años, recurra él de vez en cuando. Lo normal es que hacia los 5 años se haya olvidado por completo de este primer compañero.

 

 

Fuente:

- Fodor, Elizabeth; García-Castellón, Mª Carmen; Morán, Montserrat (2008), Todo un mundo de sensaciones, Madrid, Ed. Pirámide.

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