Conjuntivitis en bebés: causas, síntomas y qué hacer

  • 28 de Septiembre del 2023
  • 4 min de lectura

La conjuntivitis es una enfermedad relativa a los ojos bastante habitual en los niños pequeños. A pesar de que puede resultar muy alarmante por sus síntomas, no reviste gravedad, y normalmente, se cura en unos días. A continuación, te explicamos cuáles son las causas que provocan la conjuntivitis en bebés y te damos algunos consejos para evitar su contagio.

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¿Qué provoca la conjuntivitis en bebés?

La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, es decir, de la capa más externa del ojo, que recubre la zona visible del globo ocular.

Las principales causas de esta patología son:

  • Contacto con virus, bacterias u otros gérmenes cuando se trata de conjuntivitis infecciosa.
  • Por una reacción alérgica al polvo y los ácaros.
  • Por el contacto con diversos productos químicos.

Madre sujetando a un bebé llorando

¿Cuáles son los síntomas de la conjuntivitis en bebés?

Los síntomas característicos de la conjuntivitis consisten en:

    • Hinchazón de los ojos.
    • Lagrimeo constante.
    • Aparición de legañas.
    • Enrojecimiento debido a que los vasos sanguíneos son más visibles por la inflamación.
    • Secreción ocular que puede ser clara (similar al agua) o también espesa. Esta mucosidad o pus provoca que los párpados se peguen el uno al otro, especialmente al abrir los ojos después de unas horas de sueño.
    • Sensación de tener arena en el ojo.
  • Picor y ardor.
  • Aunque por regla general la conjuntivitis no provoca dolor ni problemas agudos de visión, el exceso de legañas y de lágrimas, puede resultar en una vista un poco borrosa.

El tipo de legañas, junto al resto de síntomas que observamos en los ojos del bebé pueden indicar el tipo de conjuntivitis que le aqueja:

  • Cuando la legaña es espesa, de color amarillento verdoso, y el ojo está enrojecido probablemente sea una conjuntivitis bacteriana.
  • Si la legaña es más fluida y transparente y aparece junto a lagrimeo, mucosidad y fiebre, es muy probable que sea una conjuntivitis vírica que acompaña a un cuadro catarral.
  • En el caso de una conjuntivitis alérgica, las legañas son transparentes y se dan junto a picor de ojos y nariz, estornudo y lagrimeo constante.
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¿Cómo se trata?

El tratamiento de la conjuntivitis en bebés depende directamente de qué la haya causado:

  • Conjuntivitis vírica. Suele desaparecer por sí sola, aunque en el caso de los bebés siempre es importante consultar con el pediatra por si ve oportuno un posible tratamiento. La recomendación que se da para esta conjuntivitis es lavar frecuentemente el ojo afectado con agua tibia o suero fisiológico para limpiarlo bien y aliviar las molestias. En determinados casos, también se puede recetar antiinflamatorios o un colirio oftálmico.
  • Conjuntivitis bacteriana. En este caso, se suelen emplear colirios o pomadas antibióticas. Como hemos indicado, la secreción provocada por las bacterias es más espesa y de color amarillento, de modo que los párpados del bebé pueden estar totalmente pegados cada vez que despierte.
  • Conjuntivitis alérgica. En los casos de alergia, el tratamiento se lleva a cabo con los mismos antihistamínicos recetados para aliviar el resto de los síntomas.

Si tu bebé padece conjuntivitis durante su primer mes de vida, puede tratarse de una conjuntivitis neonatal, la cual puede estar producida por la irritación que producen las gotas oftálmicas que se administran a los bebés tras el parto para evitar infecciones.

Madre limpiando los ojos de su bebé

Un caso de conjuntivitis infecciosa es la producida por enfermedades presentes en la madre y transmitidas al bebé durante el parto (gonorrea, herpes genital…). En este último caso, las complicaciones pueden agravarse y ocasionar daños oculares graves.

Finalmente, también puede producirse una obstrucción congénita de la vía lagrimal, que puede darse de forma total o parcial; en ambos casos, se requieren medidas higiénicas prescritas para resolverla.

A menudo es difícil determinar a simple vista las causas que originan la conjuntivitis en bebés porque los síntomas pueden ser similares. En cualquier caso, es muy importante que no actúes por tu cuenta y siempre llevar a tu bebé al pediatra para que te recomiende el tratamiento más adecuado, descartando cualquier otra infección.

¿Cuánto dura la conjuntivitis?

La conjuntivitis suele durar entre 3 y 10 días, pero esto siempre dependerá de las causas que la hayan provocado.

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¿Cómo se puede prevenir el contagio de la conjuntivitis en bebés?

La conjuntivitis infecciosa y la bacteriana son bastante contagiosas; para evitar que tu bebé te contagie la enfermedad, a la hora de aplicar el tratamiento que te hayan recetado es muy importante que te laves bien las manos con agua y jabón. También debes evitar llevarte las manos a los ojos durante el proceso de aplicación de la pomada o de las gotas.

De la misma manera, hay que tener cuidado con las toallas que utilices para evitar los goteos durante el tratamiento. Tendrás que mantenerlas apartadas del resto de la familia y, en ningún caso, hacer otro uso de ellas hasta haberlas lavado y que la secreción ocular de tu bebé haya cesado.

Los primeros días y meses en compañía de tu bebé son una experiencia increíble, pero cualquier alteración o anomalía supone una señal de alarma por la posibilidad de un problema de salud. Si crees que tu pequeño/a tiene conjuntivitis, no debes preocuparte, pero no dejes de acudir al pediatra para que te confirme el diagnóstico.

Publicado originalmente el 10 de septiembre de 2019, actualizado el 28 de septiembre de 2023.

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FAQs sobre conjuntivitis en bebés

La conjuntivitis en bebés debe ser valorada y diagnosticada por un especialista que indicará cómo proceder y qué tratamiento hay que seguir. Los especialistas no aconsejan remedios caseros como la manzanilla.

Para limpiar los ojos del bebé debemos usar una gasa estéril, empapada en agua tibia o en suero fisiológico, por cada ojo y limpiar de adentro hacia fuera.

Si el bebé se levanta con legañas debemos lavar los ojos con gasas estériles y agua tibia o suero fisiológico y acudir al pediatra para que lo valore.

Nunca hay que administrar colirios sin valoración previa. No podemos dejar de lavarnos las manos antes y después de cada lavado y aplicación de tratamiento. El uso de las toallas debe ser exclusivo de la persona aquejada.

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Referencias

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