Los lunares en bebés y niños

  • 19 de Abril del 2021
  • 5 min de lectura

Los lunares en bebés y niños son algo frecuente y suelen ser vistos como un rasgo característico de cada uno, pero ¿por qué salen? ¿Qué tipos hay? ¿Es necesario controlarlos? ¡Respondemos a todas tus preguntas sobre lunares a continuación!

Médico examinando el lunar de un niño en la consulta

¿Qué son los lunares?

Son lesiones comunes de la piel que reciben el nombre médico de nevus melanocíticos, y no es más que una acumulación benigna de melanocitos o pigmento de la piel.

Generalmente los lunares tienen una forma redondeada u ovalada, bien delimitada y pueden ser planos o con relieve.

El color más habitual de los lunares es el marrón, y dependiendo de la piel del niño, el tipo de lunar, la localización y la edad, el tono puede variar de más claro a más oscuro. Sin embargo, es posible encontrar lunares con tonos más rosados, grisáceos, negros, rojizos e incluso azulados.

Respecto al tamaño, pueden ser pequeños (menos de 1’5 cm), medianos (entre 1’5 y 20 cm) y grandes (más de 20 cm o más del 5 % de la superficie corporal).

En algunos casos los lunares son pilosos, es decir, que en su superficie hay folículos de pelo que puede crecer.

Tipos de lunares

Los nevus melanocíticos o lunares pueden clasificarse en dos grandes grupos:

  • Congénitos. Son los que están presentes cuando el bebé nace o surgen a los pocos meses. Salen en cualquier parte del cuerpo y pueden ser planos o con relieve. El tamaño de los lunares puede variar, pero normalmente crecen de manera proporcional al niño.
  • Adquiridos. Se denominan así los lunares que aparecen a partir del año de vida y hasta la adolescencia. Lo habitual es que vayan surgiendo de manera progresiva a lo largo de estos primeros años de vida, llegando a la edad adulta con unos 20 o 25 lunares.

¿Por qué salen lunares?

Que un niño adquiera más o menos lunares a lo largo de su infancia depende principalmente de las características de su piel, es decir, de la genética heredada de sus progenitores. La carga genética del pequeño determina la reacción de su piel a los estímulos solares, por eso la exposición al sol y el tipo de protección solar influye directamente en la aparición de nuevos lunares.

La piel clara también favorece la aparición de lunares, sobre todo en las zonas del cuerpo más expuestas al sol.

Los lunares pueden seguir desarrollándose durante toda la infancia y adolescencia y los congénitos expandirse y oscurecerse. En las mujeres su desarrollo puede depender también de cambios hormonales y oscurecerse durante el embarazo.

Cuando los lunares se han formado completamente, permanecen toda la vida y con el tiempo van ganando relieve y perdiendo pigmento, tornándose más carnosos.

¿Dónde pueden aparecer?

Los lunares pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, especialmente los congénitos, incluso en las uñas, entre los dedos de las manos o los pies, en las axilas, en las palmas de las manos y en las plantas de los pies o el cuero cabelludo. Los lunares adquiridos son más frecuentes en zonas expuestas al sol.

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Lunares en la cara, ¿hay que quitarlos?

La aparición de lunares puede ser caprichosa y darse en lugares más visibles como la cara. En el caso de que se trate de un lunar congénito de gran tamaño, el especialista debe descartar que sea una señal de alguna patología neurológica u oftalmológica, pues existe una relación con lunares gigantes en cabeza, cuello y línea media dorsal.

Si se trata simplemente de un lunar que afecta a nivel estético, el dermatólogo debe valorar si la extirpación es viable y cuál es la técnica quirúrgica más adecuada en cada caso.

Dermatólogo examinando de cerca lunares en la espalda de un niño

¿Lunares sospechosos? Cuándo consultar con el dermatólogo

Como hemos dicho anteriormente, los lunares son lesiones de la piel benignas, pero a veces sus células se dividen de manera incontrolada, pudiendo dar lugar a un melanoma maligno. A continuación, te detallamos en qué debes fijarte para detectar cualquier anomalía en los lunares de tu hijo y acudir al dermatólogo:

  • Asimetría. Los lunares benignos suelen ser bastante simétricos. Si tiene una forma irregular y una parte es diferente a la otra, hay que consultar.
  • Bordes irregulares. Los bordes de los lunares benignos están bien definidos y delimitados mientras que los que no lo son se ven más irregulares porque invade el tejido que lo rodea.
  • Color. Los lunares tienen un color uniforme en toda su superficie. Los melanomas presentan variaciones de color.
  • Diámetro. Que el lunar sea de gran tamaño no significa que sea maligno si no tiene ninguna otra señal que haga sospechar. Simplemente se trata de vigilar más de cerca aquellos lunares que tengan más de 6 mm de diámetro.
  • Evolución. Consiste en llevar cierto control de los estados del lunar, saber si crece, si se vuelve irregular, si cambia el color, si duele o sangra, etc.

Si te das cuenta, las iniciales de estas señales forman “ABCDE”. Este acrónimo te puede servir para no olvidar aquello en lo que debes fijarte y controlar mejor los lunares de tu hijo.

Esperamos que toda esta información acerca de los lunares en bebés y niños te sirva para estar tranquila y acudir al dermatólogo cuando tengas la mínima sospecha. Desde Club Familias queremos darte la mejor recomendación cuando hablamos de piel, y es que protejas mucho la de tu hijo.

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