La merienda de los peques

  • 7 de Noviembre del 2014
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Los niños se enfrentan diariamente a multitud de actividades y para poder afrontarlas con energía hasta el final del día, debemos aportarles todos los nutrientes que necesitan divididos en 5 comidas, sin olvidarlos de la merienda, el motor de su vitalidad durante las extraescolares de la tarde. Toma nota:

-          Debe aportar el 10% de las calorías diarias, en torno a 100-200 Kcal en función de la edad y la actividad física, ya que un niño que realiza natación o baloncesto no tiene las mismas necesidades que uno que hace inglés y música.

-          Planifícala: así podrás completar el aporte de nutrientes del resto de comidas del día para conseguir una dieta equilibrada. Recuerda que se recomiendan 5 raciones de frutas y verduras, y entre 2 y 3 de lácteos al día.

-          Tiene que ser variada, equilibrando su valor nutricional con el placer que le proporciona al niño.

-          Atención al horario: Lo ideal sería a media tarde, unas tres horas después de la comida y tres horas antes de la cena. De esta forma, evitaremos el “picoteo” y regularemos el mecanismo apetito/saciedad hasta el momento de la cena.

A continuación te damos algunas ideas de meriendas que puedes utilizar en la alimentación de tu hijo, adaptando las raciones a su edad y combinándolas para completar su ingesta diaria:

  • Brochetas o macedonias de frutas
  • Zumo de fruta natural con galletas tipo María o bizcocho
  • Leche con cereales
  • Queso fresco con membrillo o mermelada baja en azúcares
  • Palitos de pan y queso tierno o de untar bajo en grasa
  • Yogur bebible y barrita de cereales
  • Batido de leche y frutas
  • Yogur natural, de sabores o con frutas
  • Frutos secos
  • Pan blanco o integral con tomate natural y jamón cocido o de pavo
  • Helados y polos de fruta
  • Flan, natillas o arroz con leche (de vez en cuando)

Dos últimos consejos:

-          A la hora de hacer la compra, deja la bollería industrial, los snacks, refrescos o chuches. para situaciones especiales.

-          Enseña a tu hijo que no existen alimentos “buenos” y “malos o prohibidos”, sino que algunos han de comerse menos porque no los necesitamos tanto. Así evitarás aversiones por los primeros y ansiedad por los segundos.

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