No se quiere tomar el medicamento

  • 8 de Octubre del 2018
  • 3 min de lectura

Tomar medicamentos es en general y para todos, plato de mal gusto, aunque sabemos que en ocasiones es necesario e indispensable. Para llegar a esta conclusión, se necesita un proceso de aprendizaje que lleva tiempo y que el niño empieza de bien pequeño. Así pues, lo más normal es que a esta edad, tu hijo se niegue a tomar el jarabe, las gotas, inyecciones o supositorios y se niegue a dejar entrar en su cuerpo nada que a él no le guste.

 

Cuál es el secreto

Ante todo: mantener la calma. Nuestra actitud es crucial. Debemos actuar con decisión, como si no cupiera la menor duda de que se va a tomar el medicamento. Tenemos que transmitirle al niño que tomarse el medicamento es una cosa más de las que hacemos cada día, de nuestra rutina, como lavarse los dientes o bañarse. Hay momentos del día que nos gustan más que otros. Tu hijo tiene que entender, con vuestra actitud, que tomarse el medicamento no es negociable, no hay alternativa.

 

¿Cómo hacerlo?

Lo más sencillo en niños de esta edad, es sentarlos en su silla y sin interrupción, como un gesto más, darle sin dudar la medicina. Puede facilitarnos la tarea si en la medida de lo posible, a su nivel, podemos explicarle para qué sirve el medicamento que se está tomando y que se va a curar si se lo toma. De este modo, se sentirá también protagonista de su tratamiento. Incluso podemos hacerle participar en el calendario de las tomas, marcándolas y convertirlo en un juego.

 

Algunos consejos

  • Las bebidas frías tienen menos sabor, si guardas el jarabe en la nevera, cuando esté fresco se disimulará el sabor de medicina y será más fácil de tomar.
  • Podemos llenar una jeringa (sin aguja) con el jarabe, es un buen método para meterle la dosis encima de la lengua o en la pared de la boca para que luego la trague.
  • Si el medicamento lo permite, podemos mezclarlo con algunas gotas de bebida, los zumos son una buena opción. Si escoges zumos con sabor intenso, como el zumo de uvas, el mal sabor quedará disimulado.
  • Los supositorios son especialmente difíciles de poner cuando el niño se resiste. Podemos consultar con el pediatra si existe alguna otra forma farmacéutica apta para su edad..
  • En el caso de las gotas para los oídos, si las calientas son menos desagradables. Pero hay que tener cuidado de no calentarlas demasiado, bastará con ponerlas al lado del radiador o en la mano durante un rato.

 

Y sobre todo… ¡paciencia, es cuestión de tiempo que el niño aprenda a tomarse los medicamentos sin protestar!

 

 

Fuente:

Bacus, Anne. Preguntas al psicólogo. Salvat 2004

 

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