Preadolescencia: cuándo llega y cómo gestionarla

  • 21 de Marzo del 2023
  • 5 min de lectura

La preadolescencia es el periodo de transición entre la infancia y la adolescencia; una etapa fundamental en la construcción de la identidad de los hijos en la que experimentan notables cambios corporales, emocionales, cognitivos y conductuales que los padres debemos saber cómo gestionar. 

Si tienes un hijo preadolescente, probablemente estarás pensando que no es tarea fácil, ya que están llenos de contradicciones, altibajos y sus reacciones pueden ser muy intensas. Por esto, precisamente, te ayudará poder identificar lo que está viviendo y dotarte de herramientas para estar a su lado durante este proceso vital para su desarrollo del cual depende en gran medida cómo será en un futuro.

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¿Qué periodo abarca la preadolescencia

La preadolescencia es la primera etapa del periodo entre la infancia y la edad adulta. Generalmente, comienza entre los 9 y 10 años y termina entre los 12 y 13 años. 

Es la etapa en que comienzan los cambios físicos propios de la pubertad, junto a los cambios emocionales y de conducta. Se trata de la etapa más desconocida y también muy desconcertante para muchos padres, que ven cómo sus hijos, aún siendo todavía niños, adoptan comportamientos asociados a la adolescencia. 

Una etapa de continuos cambios

La preadolescencia da inicio a continuos cambios que cada niño experimenta con diferente intensidad y frecuencia, aunque son comunes en todos ellos.

Cambios físicos

Empiezan antes en las niñas, quienes los experimentan de manera más notoria y rápida, mientras que en los niños el cambio es más progresivo y extendido en el tiempo. En ambos sexos aumenta la estatura y la masa corporal y se hace visible el crecimiento del vello en los genitales y las axilas. El cambio hormonal causa la aparición del acné en muchos preadolescentes.

Cambios psicológicos y emocionales

La preadolescencia trae consigo importantes cambios. Tener conocimiento de cuales y de lo que suponen ayuda a los padres a gestionar esta etapa:

  • Inseguridad acerca de los cambios físicos propios de la pubertad (aumento del pecho en las niñas, el vello corporal y facial, en el caso de los niños, el acné, …). Les cuesta aceptar su nueva imagen y se sienten extraños consigo mismos. Aparece la vergüenza a mostrar su cuerpo y se preocupan de la imagen que proyectan.
  • Construcción de su identidad. Cambian de rol a menudo y adoptan diferentes actitudes con las encajan más o menos, en busca de su propia personalidad.
  • Descubrimiento de la sexualidad. Junto a los cambios físicos y hormonales experimentan las primeras sensaciones relacionadas con la atracción sexual y el contacto físico. 
  • Labilidad emocional. Las emociones están a flor de piel y los cambios de humor son rápidos e intensos. Pasan de la euforia a la tristeza o el enfado en muy poco tiempo. 
  • Mayor intimidad. Es parte de la búsqueda de su propia identidad. Pasan más tiempo solos en su cuarto ocupados en sus cosas y ya no están tanto tiempo con los padres. Reclaman más autonomía y libertad a la vez que siguen manifestando pensamientos infantiles. Es parte de su desarrollo y maduración hacia la adolescencia y la adultez.
  • Su grupo de amigos es ahora su referente. La integración y el sentimiento de pertenencia al grupo son un rasgo distintivo de esta época. Se siente bien entre sus iguales y se distancia del núcleo familiar. 
  • Cuestionan la autoridad. La rebeldía es otro de los signos relevantes del preadolescente. Debaten normas que antes acataban sin más. Desarrollan un alto concepto de lo que consideran justo o no y discuten las decisiones.
  • Son reactivos. La parte emocional de su cerebro interfiere continuamente y no son capaces de regular la sensibilidad y la expresión de sus emociones. Es algo totalmente normal.

preadolescencia

El cerebro del preadolescente

Comprender qué está pasando en su cerebro nos da la explicación a los cambios emocionales y conductuales. El neurodesarrollo, la maduración cerebral, abarca desde la concepción hasta aproximadamente los 20 años de edad. Junto a los cambios corporales suceden importantes cambios en la estructura cerebral. 

El sistema límbico, la parte del cerebro que rige las emociones, madura antes que la parte cognitiva (atención, concentración, memoria, planificación, lenguaje y cálculo, entre otras funciones). Primero sienten y luego piensan. En consecuencia, a veces ni ellos mismos saben porque han reaccionado de una determinada forma. Igualmente, les cuesta más concentrarse y nos parecen “lentos” en entender las cosas por la continua injerencia de la parte emocional. 

Durante la preadolescencia cambia la perspectiva y el niño comienza a ser consciente de los pensamientos propios y ajenos. Es lo que se denomina estado metacognitivo. Empiezan a preocuparse de cómo los ven los demás y que piensan de ellos, desarrollando la necesidad emocional de encajar en el grupo, así como de aprender a aceptar otros puntos de vista.

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Ayúdale en este proceso

El mejor modo de ayudarles es hablar con nuestros hijos acerca de esta nueva etapa. Comentar con ellos los cambios físicos, presentes y futuros, les tranquilizará. 

Establecer una buena comunicación es fundamental. Te damos algunas sugerencias:

  • Escúchale con atención y de manera activa. Ponte en su piel y no le juzgues.
  • Oriéntale sin sermones y hazle saber que tu apoyo es incondicional.
  • Sigue necesitando muestras de cariño, aunque le den vergüenza las más efusivas. Hazlo de modo más sutil.
  • Busca compartir momentos juntos (cenas, actividades de ocio, deportes, …)
  • Interésate por sus amigos y sus aficiones. Puedes organizar alguna actividad que les apetezca, como ver una película.
  • Conoce sus intereses. Qué música o juego le gusta.
  • Pon pocas normas y claras y sé firme con ellas. Los límites son necesarios.
  • No le sobreprotejas. Es una etapa de experimentación y debe equivocarse
  • Respeta su intimidad y acuerda tiempo y espacio compartidos con la familia.

Para los padres, es importante conocer estos primeros cambios que indican el comienzo de la preadolescencia. Reparar en ellos y entenderlos es fundamental para apoyar a los hijos en esta etapa.

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Etapa vital

Referencias

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