Ventanas de sueño del bebé: ¿qué son y cuál es su utilidad?

¿Has oído hablar de las ventanas de sueño del bebé? Todos sabemos que los recién nacidos pasan la mayor parte del tiempo durmiendo y que a medida que van transcurriendo los meses desde su nacimiento, los periodos de sueño diurno disminuyen. 

Si eres madre primeriza, te habrás preguntado si tu hijo duerme lo suficiente, si debe hacer siesta, cuánto tiempo debería permanecer despierto durante el día según su edad y cómo conseguir que duerma durante toda la noche. 

Conocer las tablas de estas ventanas del sueño te ayudarán a obtener las respuestas.

Qué son las ventanas de sueño de un bebé

Cuando el bebé ya está en casa, una de las preocupaciones de los padres, sobre todo si lo son por vez primera, es el sueño de su hijo. Saber si duerme poco o mucho, si hay que despertarle o cuando dormirá la noche entera son preguntas habituales.

El concepto de las ventanas de sueño del bebé puede ayudarnos a entender cuál es su patrón de sueño y cómo establecer una buena rutina de descanso.

Las ventanas de sueño del bebé hacen referencia a los períodos de vigilia entre sueños, es decir, el tiempo que el bebé pasa despierto. 

Durante el día, la duración de las ventanas de sueño del bebé van cambiando: la ventana entre el despertar por la mañana y la primera siesta es más corta que la ventana entre la última siesta del día y el acostarse. 

Conforme cumple meses las ventanas de sueño del bebé se van ampliando y pasa más tiempo despierto.

Conocer las rutinas de nuestro bebé y sus ventanas de sueño nos ayudará a establecer sus rutinas y saber cuáles son los momentos más indicados para que duerma.

Cada bebé es único y también lo es su patrón de sueño diurno. Las ventanas de sueño son siempre orientativas y es imprescindible respetar las señales de cansancio (bostezos, rascarse los ojos, cejas rojas, …) y ponerlo a dormir.

La tabla del primer año, por meses

De recién nacidos, los sistemas de regulación del sueño de los bebés aún son inmaduros y, aunque duermen una media de 16 -17 horas diarias lo hacen en periodos relativamente cortos, entre dos y tres horas, que se reparten a lo largo del día y la noche.

La regulación del sueño infantil empieza en el útero materno. El cerebro y el resto de órganos del feto se regulan por el reloj biológico de la madre (su alimentación, el ritmo de temperatura corporal y la secreción de melatonina).

Una vez nacido y hasta los seis meses el ritmo de alimentación (aproximadamente, cada 3 horas) es el que marca los ciclos de sueño y vigilia.

Entre los tres y los seis meses los sistemas de sueño alcanzan la madurez, se prolonga la duración de las ventanas de sueño y se consolida el sueño nocturno.

A modo orientativo, las ventanas de sueño, es decir, el tiempo que el bebé está despierto entre siestas, suelen ser las siguientes:

• De recién nacido hasta los 2 meses: 45 - 60 minutos - muchas siestas.
• De los 2 a los 4 meses: entre 60 minutos y 1:45 horas - muchas siestas.
• De los 4 a los 6 meses: entre 1:30 y 2:30 horas - entre 4 y 3 siestas.
• De los 6 a los 9 meses: entre 2:30 y 3 horas - entre 3 y 2 siestas. 
• De los 9 a los 12 meses: entre 3 y 4 horas - 2 siestas.
• De los 12 a los 18 meses: entre 4 y 5 horas - 1 siesta.
• A partir de 2 años: más de 5 horas - 1 siesta.
• A partir de 3 años: hasta 8 horas - 1 siesta.

Siesta, ¿sí o no?

Siesta sí. Los bebés necesitan hacer siestas entre los periodos de vigilia para procesar la gran cantidad de estímulos e información que recibe su pequeño cerebro cuando está despierto. Si estos descansos no se realizan el bebé llegará estresado al sueño nocturno y éste será inquieto y poco reparador.

Las siestas diurnas son importantes para el bebé. Conforme crezca, irán disminuyendo en número hasta que, generalmente a partir de los 4 años, ya no haga ninguna

La importancia de conseguir una rutina de sueño

El primer año de vida es fundamental para lograr establecer un buen patrón de sueño, ya que es el periodo en el que se dan los cambios más importantes en la duración y distribución de los periodos de descanso y vigilia.

El patrón de sueño está influido por factores internos y factores externos. 

Respecto a los primeros, el sueño se va regularizando conforme a la prolongación natural de los periodos de vigilia y, sobre todo, a la disminución de la luz, que es el factor que regula el ritmo circadiano del sueño.

Una buena forma de ayudar a regular los horarios de sueño es guiarse por la hora en la que se despierta cada bebé tras el sueño nocturno y orientarse desde ese punto.

Respecto a los factores externos, establecer unas rutinas y hábitos de sueño es el mejor modo de lograr un patrón estable.

De forma natural, cada bebé duerme lo que necesita, pero para ello es necesario facilitar el sueño proporcionando un ambiente tranquilo, sin ruidos estridentes ni el uso de pantallas ni luces blancas o azules que interfieran en el aumento de producción de melatonina propio del ocaso y la disminución de la luz.

La incorporación y seguimiento de unos hábitos cotidianos de baño, cena, canciones de cuna o lectura de cuentos le ayudará a ir adquiriendo un óptimo y regular patrón de sueño. 

Cómo sé si duerme lo suficiente

Con la ayuda de las rutinas de descanso, la mayoría de los bebés adquieren su patrón de sueño a lo largo del primer año. Algunos lo hacen de manera más errática y tienen varios despertares durante el sueño, aunque, si vuelven a dormirse por sí solos sin que los padres tengan que intervenir, se considera un hecho normal en su desarrollo.

La mejor forma de saber si tu bebé duerme lo suficiente es observarle cuando está despierto. Si se muestra inquieto e irritable, posiblemente no esté descansando bien. Si, por el contrario, se muestra activo y contento es que su sueño es suficiente y reparador. 

El primer año del bebé es un aprendizaje continuo para él y para los padres. Seguir unos hábitos cotidianos acordes a sus ritmos naturales os ayudará mucho a establecer las rutinas.