La crianza consciente es una filosofía de vida, una forma de criar a los niños que va más allá de simplemente estar presentes físicamente.
Es un enfoque que nos invita a detenernos y salir del “piloto automático” para vivir el aquí y ahora con nuestros hijos. Una manera intencionada de conectar que tiene un impacto profundo, tanto en su desarrollo como en nuestro bienestar como padres.
¿Qué es la crianza consciente y cómo funciona?
El término crianza consciente ya nos da algunas pistas sobre la esencia de esta forma de criar o educar a los hijos.
Quienes están familiarizados con la meditación y/o el mindfulness enseguida tendrán una idea aproximada sobre el objetivo de esta corriente. De hecho, es una forma de crianza muy relacionada con el mindfulness o atención plena.
Sin embargo, también puede haber personas que no terminan de comprender a qué se refiere eso de «consciente». Este tipo de crianza sigue una filosofía en la que, al igual que en el mindfulness, se busca estar más presente en aquello que hacemos, tomando conciencia de lo que ocurre y dejando que las cosas sucedan.
Se trata, entre otras cosas, de conectar con los hijos en profundidad y conocerlos mejor. La base para conseguirlo es la observación y el acompañamiento, lo cual requiere cambiar las prisas por el sosiego y dedicar el tiempo necesario a cada cosa, disfrutando y aprendiendo de cada una de ellas.
Para lograrlo, hay que poner en práctica la atención plena o, dicho de otra manera, estar en el aquí y ahora.
Prestar atención en la era de la distracción: por qué necesitamos la crianza consciente
Son muchas las ocasiones en que damos por sentado que estamos prestando atención y observando a nuestros hijos, que estamos ahí, junto a ellos, para lo que quieran, cuando no es realmente así.
La mayoría de personas estamos inmersos en un ritmo de vida vertiginoso, que nos distrae constantemente y nos impide concentrarnos de verdad en lo que hacemos, sin dejarnos tiempo para prácticamente nada.
¿Unos ejemplos? Llevamos a los niños al colegio con prisa de camino al trabajo; aprovechamos para contestar mensajes mientras ellos juegan en el parque y preparamos nuestra cena mientras ellos se comen la suya para que no se haga tarde.
El resultado es que pasamos más tiempo ausentes que presentes, no solo con los niños, sino en cualquier aspecto de nuestras vidas.
Lo cierto es que no es culpa nuestra, o, al menos, no del todo, pues nuestra realidad cotidiana sigue un ritmo desbocado, ligado a una hiperconectividad que nos impide desconectar.
Si bien las tecnologías son herramientas estupendas, también son la piedra angular de la interrupción, la evasión y la distracción, colaborando a convertirnos en seres fantasmagóricos que están, pero no están.
Es en este punto donde la crianza consciente cobra especial importancia, pues nos ofrece un antídoto contra esta desconexión y nos enseña a poner toda nuestra atención en el tiempo compartido con nuestros hijos, creando experiencias enriquecedoras y de calidad.
Beneficios de la crianza consciente para padres e hijos
Los beneficios de la crianza consciente abarcan mucho más que la corrección de comportamientos o la solución de posibles conflictos del día a día.
Mediante esta forma de criar, transformamos nuestra experiencia como madres o padres, construyendo relaciones familiares más fuertes, unidas y resilientes.
- Vínculo y apego seguro. Al estar de veras presentes, tomando conciencia de ello y siendo empáticos, construimos un apego seguro con nuestros hijos, dándoles la confianza de que sus necesidades emocionales y físicas son siempre atendidas.
Esta confianza les concede una mayor autoestima y promueve que al llegar a la adultez, se desarrollen como personas independientes, capaces de valerse por sí mismos, sin que la independencia les impida mantener vínculos emocionales sólidos.
- Regulación emocional y reducción del estrés. Al asumir la crianza consciente como manera de criar y educar a nuestros hijos, aprendemos a gestionar nuestras propias emociones como progenitores.
En lugar de reaccionar de forma automática, lo hacemos de manera intencionada, calmada y reflexiva, enseñando y contribuyendo al desarrollo afectivo de los niños y a la adquisición de habilidades de regulación emocional. Además, este enfoque disminuye el estrés, favoreciendo la resiliencia y la capacidad de ver los desafíos cotidianos desde una perspectiva más serena.
- Comunicación abierta y efectiva. La crianza consciente fomenta una comunicación bidireccional entre nosotros y nuestros hijos. Como padres y madres, creamos un entorno en el que los niños se sienten seguros para expresar sus opiniones y sentimientos.
Al practicar la escucha activa, no solo oímos sus palabras, sino que nos implicamos en la comprensión de sus emociones y pensamientos, logrando que nuestros hijos se sientan validados sin ser juzgados. El resultado es la creación de un vínculo fuerte y positivo desde el que les impulsamos a encontrar sus propias respuestas.
Elementos clave para practicar la crianza consciente
Para implementar esta metodología en el cuidado y educación de nuestros hijos, la crianza consciente propone trabajar y poner en práctica diferentes elementos, con el objetivo de estar en el momento presente y conectar en profundidad con los niños.
La atención plena
La atención plena es lo que nos permite estar totalmente presentes en el aquí y ahora, mientras compartimos tiempo y espacio con nuestros hijos.
También permite percibir las emociones y encontrar la tranquilidad en situaciones de estrés.
Esto facilita la resolución de conflictos o la mejor comprensión de los niños, de sus emociones y su capacidad de gestionar situaciones de diversa naturaleza.
Mediante el ejemplo y la manifestación de la atención plena, no solo nos beneficiamos nosotros como padres y educadores, sino también los hijos, a los que estaremos inculcando esta conveniente forma de experimentar lo cotidiano.
Ejemplo: Si estás jugando con tu hijo, deja el móvil a un lado y enfócate solo en el juego. Observa cómo sonríe, escucha sus risas y participa en la actividad.
La observación sin juicio
La crianza consciente invita a observar a los niños, en lugar de proyectar en ellos la imagen que queremos.
Observándolos, es como realmente se les conoce en profundidad, y así, como padres, tendremos la oportunidad de guiarlos en su desarrollo.
Mediante la observación, podemos descubrir y entender cómo se relacionan con el mundo, cuáles son sus ritmos o sus estrategias para resolver problemas, entre muchas otras cosas.
Eso sí, debe ser una observación objetiva, son que nosotros intervengamos o dirijamos aquello que están haciendo.
Ejemplo: Si tu hijo tiene una rabieta, en lugar de regañarle de inmediato o mandarle al rincón de pensar, intenta observar sus emociones. ¿Está cansado, frustrado o abrumado? Esta perspectiva te permite responder con empatía en lugar de reaccionar con enojo.
El acompañamiento respetuoso
El concepto de acompañamiento respetuoso está estrechamente ligado a la observación y a la atención plena.
La no intervención no significa que debamos ignorar a los niños o no prestarles ayuda si nos la piden.
Estaremos acompañándoles y lo haremos de forma consciente, para ofrecerles seguridad, conocer sus necesidades y tomar una postura activa solo cuando sea necesario.
Se trata, por tanto, de crear un espacio seguro, pero sin resolver sus problemas antes de tiempo.
Si el niño o la niña pide ayuda, estaremos ahí, pero debemos darle espacio para fracasar y tener éxito por sí mismos.
Es un acompañamiento en el que dejamos espacio a sus ritmos, sin forzar a los niños a que se adapten a nuestro ritmo de vida acelerado o a nuestra forma de gestionar el mundo.
Ejemplo: Si tu hijo no puede construir una torre, acompáñalo sin intervenir. Si te pide ayuda, puedes ofrecerle una sugerencia en lugar de hacer la torre por él.
Autogestión emocional de los padres
La autogestión emocional se refiere a la capacidad de los padres para reconocer, entender y regular sus propias emociones, de manera que sean capaces de responder de forma consciente y calmada a los retos de la crianza.
Suele pasar que, ante algunos comportamientos infantiles que catalogamos como «difíciles», se activen nuestras propias reacciones automáticas, a menudo heredadas de nuestra infancia.
La crianza consciente nos ayuda a romper este mecanismo, gracias a la autogestión de nuestras emociones.
Con este comportamiento, enseñamos a los niños a reaccionar de forma tranquila y flexible, sin dejarnos llevar por los nervios, mostrando que es posible sentir emociones intensas, sin perder el control.
Ejemplo: Imagina que, en el desayuno, tu hijo derrama el tazón de leche por segunda vez. Antes de reaccionar con un grito impulsivo, espera, respira profundamente y pregúntate por qué este hecho te frustra tanto, ¿tal vez por las prisas por llegar al trabajo? En lugar de enojarte, dile con calma que no pasa nada y que vais a limpiarlo juntos. Así, solucionas el problema y le enseñas a afrontar los errores sin miedo.
Comunicación positiva y escucha activa
La comunicación positiva y la escucha activa son herramientas fundamentales para conectar profundamente con nuestros hijos, estableciendo un diálogo valioso para todos los miembros de la familia.
Este tipo de comunicación implica mucho más que hacer preguntas o dar órdenes. Se trata de hablar con honestidad y respeto, con un lenguaje que motive e invite a expresarse.
A su vez, la escucha activa consiste en poner toda nuestra atención en lo que nuestros hijos nos están diciendo, sin distraernos ni aplicando juicios o críticas. De esta forma, validamos sus esfuerzos y mostramos la importancia de sus sentimientos.
Ejemplo: Si un niño llega llorando a casa porque un compañero no quiso jugar con él, no le digas que no llore o que no es para tanto. Ponte a su altura y dile que entiendes que se sienta dolido y pregúntale qué pasó, por qué cree que su amigo reaccionó así y qué podría hacer.
¿Merecerá la pena?
Cómo quizá ya hayas deducido, la crianza consciente implica sacrificios y requiere cierto entrenamiento.
Por lo general, cuando llevamos un ritmo acelerado, tenemos la cabeza en otros asuntos o no prestamos atención suficiente, sin que sea por una decisión precisamente consciente.
Por ello, es importante parar y tomarnos tiempo para estar en el aquí y ahora.
Dado el estilo de vida actual, esta no solo es una forma de criar a los hijos, sino también una manera de reeducarnos a nosotros mismos.
Ambas partes obtienen beneficios en conjunto, mejorando la relación entre padres e hijos y también de manera individual.
Unos beneficios que, además, no se limitan al ámbito familiar, sino que lo trascienden, reportando cosas buenas en otros planos de la vida.
Publicado originalmente el 31 de diciembre de 2021, actualizado el 1 de septiembre de 2025
FAQ sobre crianza consciente
Los estilos de crianza son autoritario, permisivo, democrático y negligente. En la actualidad, se abre paso un quinto tipo de crianza, el sobreprotector.
La crianza respetuosa se define como un estilo de vida fundamentado en valores de igualdad, empatía, amor incondicional y respeto por nuestros niños.
Más que desventajas, la crianza consciente presenta desafíos que deben ser tenidos en cuenta, como saber establecer límites claros para evitar caer en la permisividad o la necesidad de sacrificios, cierto entrenamiento y mucha paciencia.
Debes enfocarte en estar plenamente presente para tus hijos. Observa, escucha con atención, gestiona tus propias emociones y establece límites con respeto.
Etapa vital
Referencias
- Guía Infantil. Qué es la crianza consciente de los niños y por qué debemos usarla más. Recuperado de: https://www.guiainfantil.com/educacion/limites/que-es-la-crianza-consciente-de-los-ninos-y-por-que-debemos-usarla-mas/
- Child Mind Institute | Información sobre la salud mental infantil. Recuperado de: https://childmind.org/es/articulo/crianza-consciente/
- Centro de Psicología Promethea | Psicólogos en Granada. ¿Qué es eso de la crianza consciente?
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