Deshidratación del bebé: cómo reconocerla

  • 24 de Septiembre del 2025
  • 5 min de lectura

La deshidratación del bebé es un problema de salud que puede surgir de manera rápida y, si no se detecta a tiempo, puede tener consecuencias graves.

La deshidratación en bebés ocurre cuando pierden más líquidos de los que reciben, provocando un desequilibrio importante de agua corporal, electrolitos y sales.

Aunque puede parecer algo común, lo cierto es que no lo es. Por tanto, es importante estar atentos a los signos y síntomas de deshidratación en bebés y saber qué hacer.

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Signos y síntomas de deshidratación en bebés

Detectar los signos y síntomas de deshidratación en bebés es fundamental para poder actuar cuanto antes y evitar situaciones más comprometidas.

Como los bebés no pueden decirnos cómo se sienten, es necesario estar atentos a señales físicas y cambios en su comportamiento que pueden indicar deshidratación. 

Dado que los síntomas pueden variar en intensidad según el grado de deshidratación, no se debe pasar por alto ninguna señal, incluso las más leves y, ante cualquier duda, consultar al pediatra.

Estos son los signos y síntomas de la deshidratación en bebés:

  • Menor frecuencia de orina: Menos pañales mojados de lo habitual (por ejemplo, menos de 6 en 24 horas para un lactante). La orina puede ser de color más oscuro y más concentrada, con olor más fuerte.
  • Irritabilidad o letargo: El bebé puede estar más inquieto e irritable o, por el contrario, excesivamente somnoliento y apático.
  • Labios y boca secos: Observa si los labios están agrietados y la boca seca.
  • Piel seca y fría: La piel puede sentirse menos elástica al pellizcarla suavemente (signo del pliegue cutáneo) y estar fría al tacto.
  • Ojos hundidos: Los ojos del bebé pueden parecer más hundidos de lo normal.
  • Ausencia de lágrimas: Cuando el bebé llora, no produce lágrimas.
  • Fontanela hundida: En los bebés más pequeños, la parte blanda de la cabeza (fontanela) puede aparecer hundida.
  • Respiración y pulso rápidos: En casos más severos, la respiración y el ritmo cardíaco del bebé pueden acelerarse.

Causas comunes de deshidratación en bebés

La deshidratación del bebé puede deberse a varias causas, la mayoría de ellas relacionadas con pérdida excesiva de líquidos por enfermedad, fiebre o problemas en la alimentación.

Las infecciones intestinales que cursan con vómitos y diarreas son el motivo más habitual de la deshidratación, pero no el único. 

Te detallamos las causas más frecuentes de deshidratación en bebés:

  • Vómitos continuados, que impiden la retención de líquidos.
  • Diarrea persistente, con la consiguiente pérdida de agua y sales.
  • Fiebre alta y, por tanto, mayor sudoración y evaporación de líquidos.
  • Problemas en la alimentación del bebé, debidos, por ejemplo, a una succión débil o escasa producción de leche.

Tratamiento para la deshidratación en bebés

El tratamiento médico de elección para la deshidratación en un bebé, cuando esta es leve o moderada, es la hidratación oral.

En los casos más leves, suele ser suficiente el aumento de la cantidad de líquidos que recibe el bebé, preferiblemente a través de la leche materna o la leche de fórmula infantil.

Si el bebé ya ha iniciado la alimentación complementaria, también se le puede dar agua, en pequeñas cantidades y con frecuencia para evitar el vómito.

En caso de bebés con vómitos o diarrea, si el pequeño tolera los líquidos por vía oral y siempre con la aprobación del pediatra, se pueden suministrar soluciones de rehidratación oral específicas para lactantes, para ayudar a reponer el agua y las sales minerales.

Cuando se trata de casos graves, en que la rehidratación oral está contraindicada o no es posible, el médico optará por la vía intravenosa. 

En todo caso, es indispensable controlar posibles signos de empeoramiento y acudir al médico si no se observa mejoría. 

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Recomendaciones para prevenir la deshidratación

La prevención de la deshidratación del bebé consiste en asegurar el adecuado aporte de líquidos.

  • Hasta los seis meses, los bebés correctamente alimentados no necesitan un aporte de agua adicional, pues reciben el líquido suficiente a través de la lactancia y no conviene llenar de agua sus pequeños estómagos, ya que se reduciría la ingesta de leche, privándolos de nutrientes esenciales.
  • A partir de los seis meses, cuando los niños comienzan la alimentación complementaria puedes ofrecerle líquidos de manera gradual (agua, zumos naturales, leche, caldos suaves o infusiones indicadas para bebés), siempre con el asesoramiento del pediatra.
  • En caso de enfermedad que curse con diarrea, vómitos y fiebre, hay que ofrecer líquidos (agua o sueros de rehidratación oral indicados por el pediatra) con mayor frecuencia.

¿Cuándo llevar al bebé a urgencias?

Ante determinadas señales de deshidratación, sobre todo en bebés menores de un año, es necesario requerir atención médica inmediata.

Si se presentan estos síntomas o signos de deshidratación en bebés, hay que acudir a urgencias:

  • Ningún pañal mojado durante más de 6-8 horas
  • Vómitos o diarrea que no cesan en 24 horas
  • Llanto sin lágrimas
  • Fontanela u ojos muy hundidos
  • Somnolencia, debilidad o falta de respuesta
  • Piel muy seca y fría, con apariencia marmórea
  • Rechazo de líquidos y alimento

Ante estos síntomas o si tienes cualquier duda, no dudes en buscar atención médica lo antes posible para evitar complicaciones.

 

Publicado originalmente el 2 de agosto de 2016, actualizado el 24 de septiembre de 2025

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FAQs sobre deshidratación bebé

Los signos y síntomas de la deshidratación en bebés son: menor frecuencia de orina, irritabilidad o letargo, labios y boca secos, piel seca y fría, ojos y fontanela hundidos, ausencia de lágrimas y respiración y pulso rápidos.

La deshidratación pediátrica se produce cuando los bebés experimentan una pérdida excesiva de líquidos y electrolitos, comúnmente debido a una gastroenteritis aguda. Este desequilibrio puede ser peligroso para su salud.

Sí, los bebés y niños pequeños se deshidratan más rápido porque sus cuerpos son más pequeños y tienen menores reservas de agua.

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