¿Cómo enseñarle a ser responsable?

  • 10 de Mayo del 2016
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La responsabilidad es una cualidad o valor muy beneficioso en una persona ya que le permite tomar decisiones correctas reflexionando antes de actuar y evitando así ciertos peligros. Además, le ayuda a valorar las consecuencias de sus actos y a asumir las consecuencias de los mismos. 

Uno de los valores fundamentales que los padres deben transmitir a sus hijos es el de la responsabilidad. Esta cualidad implica tomar decisiones apropiadas sin la ayuda de otros y dentro de las normas sociales que nos rigen a todos. Además, las personas responsables suelen ser autosuficientes, tienen más autoestima, saben evitar peligros… En resumen, reflexionan antes de actuar, lo que resulta muy beneficioso en el día a día.

Otra característica unida a la responsabilidad es la de afrontar las propias decisiones y sus consecuencias, sin intentar esquivarlas o huir de ellas. Es decir, “hacerse responsable” de cada uno de nuestros actos.

Los niños responsables suelen reconocer sus errores, no echan la culpa a otros, son capaces de decidir por sí mismos entre varias alternativas obviando las más peligrosas, son más obedientes, hacen los deberes y las tareas de la casa sin necesidad de amenazas o castigos, cumplen lo que prometen y respetan y conocen las normas. 

Viendo todas las ventajas que supone ser responsable, te damos unas cuantas pistas para que ayudes a tu hijo a serlo:

  • Fomenta su autonomía desde pequeño.
  • Asígnale tareas y responsabilidades (apropiadas a su edad) desde niño.
  • Aunque remolonee, le lleve mucho tiempo o lo haga mal, no hagas tú sus tareas. Sí puedes enseñarle a hacerlo correctamente, pero no debes acabar haciéndolo tú o aprenderá a zafarse. 
  • Establece normas y límites y consecuencias si las incumple. Debe entender que no respetar las normas tiene sus efectos negativos.
  • Al igual que le regañas cuando hace algo mal, alábale por los actos que haga bien.
  • Permítele tomar sus propias decisiones y fomenta su autoestima. De igual modo, si se equivoca, enséñale a asumir sus actos y a pedir perdón si es necesario y a afrontar los hechos. No le castigues por ello ya que todos nos equivocamos a veces. 
  • Recompénsale (con un beso o una alabanza) cuando sea responsable. El refuerzo positivo siempre funciona mejor que el negativo. 

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