La amnioscopia es una prueba específica y menos conocida que otras pruebas del embarazo que sirven para monitorizar el bienestar fetal. No es una prueba rutinaria y, por tanto, se realiza cuando el médico la considera necesaria.
En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre la amnioscopia: cuál es el objetivo de esta prueba, cómo y cuándo se realiza y si existen riesgos al practicarla.
¿Qué es la amnioscopia y para qué sirve?
La amnioscopia es una prueba prenatal no rutinaria en el seguimiento del embarazo, que se realiza para poder evaluar el estado del líquido amniótico que rodea al bebé dentro del útero.
A diferencia de otras pruebas, esta exploración permite una observación directa del color, así como la cantidad de este líquido, con la finalidad de detectar la presencia de meconio, las primeras heces del bebé.
Si el bebé elimina meconio mientras aún está dentro del útero y se mezcla con el líquido amniótico, puede darse una aspiración de meconio. Este hecho, que ocurre pocas veces, es un riesgo para la salud del feto.
El meconio da al líquido amniótico, normalmente de aspecto claro, una coloración verdosa, que revela al médico su presencia. Si el líquido presenta un color amarillento, indica la presencia de bilirrubina por Isoinmunización Rh, cuando las defensas de la madre reconocen como extraños a los tejidos fetales; también puede estar teñido de rojo por la presencia de sangre cuando no hay líquido amniótico suficiente (Oligoamnios).
¿Cuándo se realiza?
Un ginecólogo puede optar por realizar una amnioscopia si sospecha de cambios en la cantidad o el color del líquido amniótico, o si necesita verificar la salud del bebé, especialmente común en embarazos con alto riesgo o complicaciones.
La amnioscopia se realiza en las últimas semanas de gestación. Concretamente, a partir de la semana 36 del embarazo, cuando el cuello del útero empieza a estar más blando y dilatado, anticipándose para el parto.
En este momento del embarazo, el cuello uterino se encuentra lo suficientemente abierto para permitir el paso del amnioscopio más fino, resultando más sencillo y menos invasivo introducir el pequeño tubo con el que se debe analizar el aspecto del líquido amniótico.
¿Cómo se hace una amnioscopia?
Previamente a la realización de la prueba, se realiza un tacto vaginal para determinar cómo de abierto está el cuello uterino y la presentación del feto, que debe estar en posición cefálica, es decir, con la cabeza hacia abajo.
La amnioscopia en sí consiste en la introducción del amnioscopio hasta la entrada del cuello uterino para poder observar, con la ayuda de una luz blanca, el color y la cantidad de líquido amniótico.
Las contraindicaciones para la realización de la amnioscopia son la prematuridad, la ausencia de suficiente apertura o permeabilidad del cuello uterino y la placenta previa.
¿Tiene riesgos?
La amnioscopia es una prueba rápida, que dura menos de media hora, y que entraña un bajo riesgo, entre un 1% y un 2%, de ruptura de la membrana de la placenta y un mínimo riesgo, muy infrecuente, de infección fetal o materna
Es posible que tras la realización de la prueba, la gestante pueda tener un pequeño sangrado vaginal debido a la manipulación del cuello uterino que se resuelve con reposo en los días siguientes.
¿Qué diferencia hay entre la amniocentesis y la amnioscopia?
Aunque ambas pruebas están relacionadas con el líquido amniótico, la amnioscopia y la amniocentesis difieren en la finalidad, el momento en que se realiza y la técnica empleada.
- El objetivo de la amniocentesis es obtener una muestra de líquido amniótico para analizarla y detectar posibles anomalías genéticas o cromosómicas, mientras que el propósito de la amnioscopia es observar el color y la cantidad de líquido amniótico.
- La amniocentesis se realiza mediante una punción abdominal, mientras que el método para la amnioscopia consiste en la introducción de un amnioscopio por vía vaginal.
- La amniocentesis se realiza en el segundo trimestre de embarazo, entre las semanas 16 y 22 de gestación, mientras que la amnioscopia se lleva a cabo a partir de la semana 36.
Publicado originalmente el 3 de agosto de 2016, actualizado el 4 de julio de 2025
FAQs sobre amnioscopia
La amnioscopia puede ser negativa/normal, cuando se observa un líquido amniótico claro y en cantidad normal, o positiva/anormal, cuando el líquido se ve de color verdoso, indicando la presencia de meconio, amarillento o rojizo.
El procedimiento de la amnioscopia no produce dolor. Puede notarse una leve molestia al realizar el tacto vaginal o al utilizar el espéculo para ensanchar la vagina.
Tras la realización de la amnioscopia, se recomienda guardar un reposo relativo y no realizar esfuerzos físicos como coger peso para evitar complicaciones.
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