Intolerancia a la fructosa y sorbitol ¿cómo se trata?

  • 23 de Febrero del 2022
  • 5 min de lectura

Sabemos que existen ciertas alergias o intolerancias alimentarias y que cada vez son más las personas que las padecen. Por ejemplo está la intolerancia a la fructosa y al sorbitol, que crea cierta incertidumbre al no saber qué tipo de alimentación puede seguirse. 

Hoy vamos a hablarte de qué es la fructosa y el sorbitol, en qué alimentos se encuentran, sobre la intolerancia a estos y qué dieta podemos seguir. 

¿Qué es la fructosa? ¿Y el sorbitol?

La fructosa es un monosacárido, es el azúcar que está naturalmente presente en frutas, miel, zumos de fruta y algunas verduras, la fructosa junto con la glucosa forman el azúcar común… Además se utiliza como edulcorante artificial, se añade a ciertos alimentos para endulzarlos como a los siropes, a infinidad de bebidas como refrescos y gaseosas, a alimentos “light” o diet entre otros. 

El sorbitol es un polialcohol, está muy relacionado con la fructosa ya que también se usa como aditivo y como edulcorante en alimentos procesados como productos dietéticos sin azúcar. El sorbitol tiene un gran poder endulzante y tiene pocas calorías. En el etiquetado alimentario puedes encontrarlo como aditivo E420. 

La absorción de la fructosa se produce en el intestino delgado, específicamente al final del duodeno y principio del yeyuno, en la membrana apical. En su absorción participa un transportador específico (diferente al de la glucosa) llamado GLUT5, que transporta la mayor cantidad de fructosa desde el lumen hasta la circulación. Así mismo existe otro transportador de fructosa, el GLUT2 que tiene menos afinidad y que puede transportar también glucosa y galactosa.

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Intolerancia a la fructosa y sorbitol 

Una intolerancia alimentaria es una reacción adversa del organismo hacia algún alimento o componente de este que no es digerido, metabolizado o asimilado por el organismo, ya sea de forma parcial o completa. 

No existe una única causa que puede producir intolerancia a la fructosa o sorbitol, esto puede deberse, en niños pequeños por ejemplo, a una inmadurez del tubo digestivo, en niños mayores y en adultos puede ser secundaria a otra patología como puede ser celiaquía, síndrome de intestino irritable, sobrecrecimiento bacteriano (SIBO) entre otras. 

En la intolerancia a la fructosa o sorbitol, llamada también malabsorción, se produce un déficit en el mecanismo de transporte, las células intestinales no son capaces de absorber la fructosa y el sorbitol, produciendo síntomas gastrointestinales. La malabsorción del sorbitol también se produce por un déficit en el transportador intestinal. 

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¿Cómo se diagnostica?

Esta malabsorción produce varios síntomas típicos gastrointestinales, como una aceleración en el tránsito intestinal, la malabsorción hace que las heces lleguen más líquidas al intestino grueso y hay un exceso de gases. Así mismo, esta malabsorción hace que se libere histamina, generando además cefaleas. 

Los síntomas de la intolerancia a la fructosa y sorbitol son:

  • Distensión abdominal 
  • Diarrea, meteorismo y heces explosivas
  • Flatulencias
  • Náuseas 
  • Dolor de cabeza

El diagnóstico se puede realizar mediante diferentes pruebas aunque la menos invasiva y más sencilla es el test de hidrógeno espirado. Para esta prueba se realiza una sobrecarga de fructosa, de unos 25-50g, de manera controlada. Hay que seguir ciertos criterios antes de la prueba como: 

  • Evitar tomar antibióticos un mes antes de la prueba
  • No tomar laxantes, pre o probióticos una semana antes
  • Consumir una dieta baja en fibra y lactosa el día antes
  • Presentarse en ayuno de 12 hs el día de la prueba. 

El procedimiento es sencillo, el paciente tiene que soplar (al igual que en una prueba de alcoholemia común) sobre un dispositivo que cuenta con un sensor de hidrógeno. Se toman muestras cada 30 minutos en el rango de 4 horas para poder realizar una curva.

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Intolerancia hereditaria a la fructosa y malabsorción, ¿es lo mismo?

Para poder saber el tratamiento a seguir primero hay que diferenciar entre la intolerancia hereditaria y la malabsorción a la fructosa.

La intolerancia hereditaria a la fructosa o fructosemia, es de carácter hereditario y no es una enfermedad común. Esta enfermedad no tiene nada que ver con la intolerancia o malabsorción a la fructosa, que se da por que las células intestinales no pueden absorber total o parcialmente la fructosa

La intolerancia hereditaria se da por una incapacidad del hígado para metabolizar la fructosa por un déficit de la enzima fructosa-1-fosfato-aldolasa. Los síntomas aparecen cuando el bebé comienza con la alimentación complementaria al introducir alimentos con fructosa como cereales preparador, fruta, zumos de fruta etc. La intolerancia hereditaria se mantiene de por vida, su diagnóstico generalmente es a edades tempranas y los síntomas mejoran con un buen tratamiento dietético. 

Tratamiento en la intolerancia a la fructosa y sorbitol

El tratamiento es una dieta restringida en fructosa y sorbitol, esta irá variando en función del grado de malabsorción de la persona. Al principio del tratamiento y si la intolerancia es parcial, que se da en la mayoría de casos, se restringirán los alimentos con alto contenido en fructosa, según la evolución se irán re-introduciendo alimentos valorando la tolerancia a los mismos.

Si la intolerancia es total el paciente no podrá ingerir ningún alimento que contenga fructosa, sacarosa o sorbitol. 

Las frutas con bajo contenido en fructosa son: papaya, albaricoque, piña, melón, mandarina, naranja, melocotón, pomelo. 

Vegetales: alcachofa, acelga, boniato, berenjena, champiñón, espinaca, guisantes, lechuga, patata, maíz, remolacha, lentejas y garbanzos. 

Lácteos: todos los que no contengan azúcar o edulcorante.

El objetivo de la dieta para la intolerancia a la fructosa y sorbitol es controlar los síntomas e ir reduciendo o incorporando alimentos dependiendo de los mismos. 

Lo más importante para las alergias o intolerancias, ya sea intolerancia a la fructosa y al sorbitol o a otro componente de algún alimento, es seguir un plan individualizado, siempre con recomendación de un profesional.

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