¿Los niños también se deprimen?

  • 26 de Febrero del 2016
  • 3 min de lectura

Aunque no es una enfermedad muy frecuente entre la población infantil, lo cierto es que los niños pequeños también pueden deprimirse. Sin embargo, diagnosticar este problema en niños no es nada fácil porque aún les cuesta manifestar y expresar sus sentimientos.

Síntomas de la depresión infantil

Se estima que aproximadamente un 5% de la población infantil puede sufrir depresión en algún momento de su infancia. El problema es que esta enfermedad no es fácil de diagnosticar en niños porque en menores de 5 años no es sencillo distinguir la depresión del nacimiento de la tristeza o la nostalgia, sentimientos que empiezan a aparecer en estos años. Además, la forma en la que se manifiesta la depresión depende de la etapa de desarrollo: los niños más pequeños, por ejemplo, al no saber expresarse pueden recurrir a conductas de hiperactividad o retraimiento. Mientras que los más grandes pueden dar pistas más claras de lo que están sufriendo.

Aun así, existen algunas señales que nos pueden alertar de si nuestro hijo sufre depresión o no:

  • Está siempre muy triste y llora con facilidad
  • No tiene interés en sus juegos ni en ir al colegio
  • Se aísla de sus amigos y familia
  • Siempre está aburrido y cansado
  • Está irritable y sensible y enseguida monta un berrinche
  • Manifiesta baja autoestima
  • Elige finales tristes para sus juegos e historias
  • Está más agresivo
  • Duerme demasiado o muy poco
  • Come demasiado o muy poco
  • Sufre regresiones de comportamientos ya olvidados
  • Los niños menores de 3 años permanecen tristes incluso cuando se les está consolando

En niños de entre 3 y 5 años puede presentarse un síndrome hipomaniaco, que se caracteriza por todo lo contrario que se espera de un niño deprimido: están eufóricos, hiperactivos, con exceso de energía, etc.

¿Por qué está deprimido?

Generalmente, los niños se deprimen por un acontecimiento estresante o traumático que cambia todo su mundo:

  • La separación de sus padres
  • Mudarse de casa o colegio
  • La muerte de un ser muy cercano
  • Disputas familiares graves
  • Situaciones de maltrato o violencia
  • Problemas en el colegio con otros compañeros

¿Cómo ayudarle?

Si sospechas que tu hijo padece depresión, debes prestarle más atención de lo normal, estar cerca de él y escucharle para tratar de averiguar qué le está pasando.

Intenta estimular su autoestima buscando actividades en las que pueda demostrar sus capacidades para obtener a cambio tu reconocimiento y sentirse satisfecho consigo mismo.

Si la causa es la pérdida de un ser querido, tienes que intentar que vuelva a su rutina habitual para que no se pase todo el día pensando en lo perdido.

Es importante que esté siempre distraído y entretenido para que no tenga mucho tiempo libre para pensar en aquello que le hace sentir mal. Eso sí, tampoco hay que sobrecargarle de actividades para no fomentar en él el estrés.

Si es necesario, busca ayuda profesional.

Lo normal es que la depresión en niños se trate satisfactoriamente y desaparezca en un tiempo no muy largo.

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