Celulitis blanda y dura: causas y tratamientos

  • 10 de Enero del 2022
  • 5 min de lectura

La celulitis es una patología casi exclusivamente femenina que raramente afecta a los varones y que puede aparecer desde edades muy tempranas, en diversos grados y afectando a diferentes partes del cuerpo, independientemente del peso corporal

De hecho, se cifra en un 85/90% el porcentaje de mujeres que presentan algún grado de celulitis tras la pubertad, siendo mayor la prevalencia en las razas latinas, mediterráneas y anglosajonas por encima de las razas asiáticas y nórdicas.

Existen distintos tipos de celulitis y cada uno de ellos requiere un determinado tratamiento para intentar eliminarla.

En cualquier caso, sea cual sea el tipo de celulitis que nos afecta y su tratamiento, siempre obtendremos un resultado más óptimo si lo acompañamos de una dieta saludable y la práctica habitual de ejercicio.

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La celulitis no es una cuestión de sobrepeso

Literalmente, la palabra celulitis significa inflamación de las células y se emplea en el ámbito médico para referirse a una inflamación de los tejidos conectivos celulares subcutáneos generada por una infección bacteriana que provoca edema y enrojecimiento en la zona afectada. 

Sin embargo, todos, incluidos los profesionales del cuidado de la salud y la medicina estética, continuamos aplicando el término celulitis para referirnos a esos nódulos que otorgan a la piel un aspecto irregular, cuya denominación más correcta es dermopaniculosis vasculopática y que consiste en una alteración del tejido conjuntivo subcutáneo vinculada a un trastorno de la microcirculación en zonas determinadas. 

La celulitis no es, por tanto, una cuestión de sobrepeso ni debe confundirse con la obesidad. Aunque en ambas patologías el tejido afectado es el tejido adiposo, en el caso de la obesidad se produce un aumento del número y tamaño de las células adiposas sin que se produzca ninguna alteración estructural o bioquímica en ellas. Por el contrario, en la celulitis se producen modificaciones en la estructura de los adipocitos y en el tejido conectivo dérmico junto a alteraciones vasculares.

La celulitis comienza con una alteración en el drenaje del líquido intersticial (el líquido contenido en los espacios entre las células) por vía linfática que da lugar a una retención de líquido, sustancias residuales y proteínas que modifica el tejido adiposo. Ello provoca una respuesta en forma de reacción fibrosa o sobreproducción de fibras colágenas que aíslan las acumulaciones de adipocitos que, a su vez, aumentan su volumen comportando la formación de los nódulos celulíticos.

Según la consistencia de los nódulos, clasificamos la celulitis como blanda, dura o edematosa. 

Celulitis blanda

Aparece alrededor de los cuarenta años y suele acompañar a una musculatura débil, vida sedentaria y cambios bruscos de peso, factores que causan distensión de los tejidos y la flacidez. 

Es el tipo de celulitis más frecuente y suele localizarse en la parte anterior y posterior de los muslos, en los glúteos y en los brazos.

Su apariencia es blanda y esponjosa al tacto y se deforma al presionar, observándose a simple vista los hoyuelos y acúmulos de grasa. 

Celulitis dura

La celulitis dura o compacta suele afectar a personas jóvenes con un buen estado de salud. Se adhiere en las capas más profundas y no se mueve al caminar. Va asociada a piel seca y pies fríos. 

Los nódulos son granulosos, duros al tacto y difíciles de pellizcar, ofreciendo un aspecto rugoso y con hoyuelos. Suele ser una celulitis localizada en la cara externa de los muslos y en la cara interna de las rodillas.

Celulitis edematosa

Este tipo de celulitis aparece a cualquier edad y suele localizarse en las piernas, las cuales suelen estar hinchadas, frías y dolorosas al tacto. Está asociada a la retención de líquidos y a la mala circulación. Las mujeres que la padecen pueden sufrir calambres nocturnos y sensación de pesadez.

¿Son eficaces los tratamientos?

Eliminar la celulitis por completo es un objetivo muy difícil, aunque sí podemos poner mucho de nuestra parte para controlarla y mejorar el aspecto de la temida piel de naranja. Lejos de recurrir a tratamientos “milagro” o soluciones agresivas, es aconsejable optar por un estilo de vida basado en una nutrición adecuada y una rutina periódica de actividad física. De esta forma, no favorecemos la retención de líquidos y contribuimos a tener una buena circulación sanguínea. Asimismo, es importante evitar el uso habitual de ropa ceñida y tacones.

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La utilización de cremas puede ayudarnos a mejorar la textura y el aspecto de la piel, animándonos a perseverar y mantener unos buenos hábitos de cuidado.

Los masajes y el drenaje linfático también son opciones a tener en cuenta. El drenaje favorece la circulación linfática y la eliminación de líquidos y sustancias residuales, mientras que el masaje activa la circulación sanguínea, oxigena y nutre los tejidos y contribuye a deshacer la red fibrosa.

Lleva una vida sana

Sin duda, el mejor tratamiento anticelulítico es llevar una vida sana. A continuación te detallamos algunos tips para ello.

  • Evita el consumo de alcohol y tabaco
  • Disminuye el consumo de café, que puedes sustituir por té verde, y el de la sal y el azúcar para no favorecer la retención de líquidos.
  • Reduce los hidratos de carbono y las grasas.
  • Bebe suficiente agua al día para ayudar eliminar las toxinas; también son recomendables los caldos vegetales y los zumos naturales sin añadirles azúcar.
  • Incorpora a tu dieta alimentos ricos en fibra como los cereales integrales y los vegetales de hoja verde para evitar el estreñimiento.
  • No te olvides de las proteínas, básicas para mantener la firmeza y la tonicidad de la piel y la musculatura. Opta por las carnes blancas al horno o a la plancha, pescados, huevos, frutos secos y legumbres.
  • Incluye en tus platos alimentos con alto contenido en vitamina C y potasio como las fresas, frutos rojos y cítricos.
  • La piña y la papaya contribuyen al bienestar digestivo y tienen propiedades antiinflamatorias
  • La cebolla, el tomate, la alcachofa y los espárragos facilitan la eliminación de líquidos y sustancias de desecho.
  • Mantente activa y huye del sedentarismo. Haz ejercicio varias veces por semana (se recomiendan 150 minutos semanales). Puedes adoptar una rutina de ejercicios para trabajar brazos, piernas y abdomen para realizar en el gimnasio o en casa y combinarla con actividades al aire libre como salir a andar o correr.

La mayoría de mujeres no podemos evitar la aparición de la celulitis pero sí hacer mucho por mantenerla controlada y minimizar su progresión. Adoptar un estilo de vida adecuado y hacer ejercicio son los pilares para combatir la celulitis y conseguir un buen estado de salud general. 

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Referencias

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