Semana 37 de embarazo

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En este artículo…

Estás en… Tercer trimestre
Te quedan: 3 semanas 

Más de la mitad de las mamás se ponen de parto entre esta semana y la semana 39, por lo que ¡prepárate! Tu embarazo está a punto de llegar a su fin y dar inicio al primer año de vida de tu bebé.

Esta semana tú...

¿Sabes que en la semana 35 te explicamos que esos balanceos al caminar eran muy normales a estas alturas del embarazo? Pues va a tocar sumarle unos cuantos síntomas más:

  • Empezarás a saciarte más rápido durante las comidas, lo que está relacionado con el tamaño de tu útero y cómo están tus órganos situados ahora.
  • Si el feto ya se ha orientado hacia el canal uterino, ¡respira tranquila! Oye, ¿lo has notado? Exacto. Respiras mejor, ¿verdad? Por el contrario, vas a tener más ganas de hacer pis, porque el bebé oprime menos los pulmones y más la vejiga.
  • Las contracciones de Braxton Hicks se repetirán cada vez más, mientras que tus niveles de estrógeno se incrementarán para empezar el borrado y la dilatación del cuello uterino: es posible que empieces a sangrar un poquito, ¡no te asustes! Si el sangrado aumenta o se parece a un periodo menstrual, acude a urgencias para una visita de control.
  • Te sentirás cada vez más fatigada: es normal; intenta descansar a lo largo del día a ratos. La necesidad de ir al baño cada pocas horas, dificulta y “corta” el descanso nocturno varias veces cada noche, por lo que tienes que adaptar las estrategias.

A lo largo de estos días, los cambios en el cuello uterino terminarán por diluir el tapón mucoso que ha estado protegiendo al feto de las bacterias. Si bien el tapón mucoso indica que el final de tu embarazo está cerca, esto no significa que el parto vaya a empezar de inmediato y todavía pueden quedar varios días de gestación: en cualquier caso, puedes estar tranquila, puesto que el feto ya está preparado para la vida fuera del útero. 

Los próximos días puede que sean de bastante estrés, ¿verdad? Quizá te resultan un poquito más fáciles de sobrellevar si continúas con tus masajes perineales y te informas con detalle de las fases de dilatación y borrado del cuello uterino, de las que tu ginecólogo también te hablará durante el control de pelvis.

Beneficios del masaje perineal

Aprovechemos para recordar los beneficios del masaje perineal que ya vimos en la semana 33. Dedicar unos minutos a masajear tu perineo (el área de piel que hay entre la vagina y el recto) minimizará el picor que se produce durante el parto cuando la cabeza del bebé se corona, a la vez que evita desgarros y la necesidad de que te realicen una episiotomía

Para ello, recuerda que tú o tu pareja, si te está ayudando, debéis lubricaros los dedos (suelen utilizarse los pulgares) y colocarlos dentro de la vagina con el objetivo de presionar hacia abajo y deslizarlos por los lados del perineo tirando con suavidad hacia fuera y hacia delante. El fin último del masaje perineal es ayudar a que la piel gane elasticidad, lo que facilita un poco el trabajo el día del parto.

Dilatación y borrado del cuello uterino

En las próximas semanas los controles médicos te ayudarán a poder hacer una estimación sobre cuándo llegará el parto. Para ello, el ginecólogo valorará cuánto ha dilatado el cuello uterino (deberás dilatar 10 cm para que el bebé pueda pasar por el canal del parto), así como la madurez cervical, la posición del cuello uterino o el borramiento. En cualquier caso, no hay apuestas seguras aquí, ya que aunque suena muy racional y exacto, la dilatación y el borrado del cuello uterino puede ir desde horas hasta semanas. En fin, ¡un poco más de paciencia, que ya eres toda una especialista en esto!

Esta semana tu bebé...

Tradicionalmente, la semana 37 se consideraba aquella en la que el bebé ya está preparado para conocer el mundo: si bien puede seguir creciendo las tres próximas semanas, se creía que todo estaba preparado para conocer a sus papás y al resto de la familia. En la actualidad, esto no es exactamente así y se ha pasado ese “punto y final” a la semana 38, pues durante esta semana el bebé seguirá desarrollando pulmones, hígado y cerebro, así como su coordinación, agarre y reflejo de succión-deglución.

Sobre este último punto (el reflejo de succión-deglución) te resultará curioso cómo estos días el bebé está practicando, y mucho, con su pulgar, preparándose para ser amamantado como un campeón o una campeona.

  • ¡El bebé debería superar los 2,8 kg y medir 48,6 cm; además, su oído interno y externo ya están totalmente formados.
  • El lanugo empieza a caerse y se pierde en el líquido amniótico, que es la fuente proteica principal de tu bebé y será absorbido por el cordón umbilical.
  • Empieza a aparecer vello muy fino por su cuerpo y pelo terminal en pestañas, cejas y en el cuero cabelludo, cuyo grosor e intensidad variará.
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Cuídate, cuídale

Como ya te comentamos, esta semana es posible que tu ginecólogo te recomiende realizar un control de pelvis para revisar el cuello del útero, el canal del parto y los huesos pélvicos. El objetivo es comprobar cuánto ha descendido tu bebé hacia el canal del parto y, sobre todo, en qué posición se encuentra.

¿Ya tienes pediatra para tu bebé? Si no eres mamá primeriza, probablemente sí, pero aunque lo seas, puede ser interesante encontrar un profesional de confianza al que poder visitar y resolver algunas dudas habituales que se suelen tener: cómo cuidar el cordón umbilical, los primeros días tras el nacimiento, la bajada de la leche, la lactancia materna (el agarre, las posturas, etc.), cómo dormir a tu bebé... 

Asimismo, cada vez más familias aprovechan algunos días de descanso antes de coger la baja por maternidad o adelantan la baja una o dos semanas. Por supuesto, cada persona es un mundo, pero tomarse un tiempo antes del nacimiento de tu hijo o de tu hija puede ayudarte a poner las cosas en orden y encontrarte más relajada cuando llegue el momento de dar a luz y durante los primeros días del posparto. En cualquier caso, esto es una decisión propia, pero, a la vez, es uno de los últimos momentos en los próximos meses en los que tendrás tiempo para ti.

Esta semana es importante

Si tuvieron que realizarte un cerclaje cervical alrededor de la semana 13 de tu embarazo ante el posible riesgo de un parto prematuro, esta semana tu ginecólogo retirará los puntos

Si has padecido preeclampsia leve durante el embarazo, a partir de esta semana es posible que tu equipo médico decida inducir el parto a través de la administración de medicamentos como la pitocina (una hormona sintética que realiza un trabajo similar al de la oxitocina y que permite acelerar la maduración cervical) o mediante través de otros procedimientos, como despegar las membranas, romper la bolsa de aguas o insertar un catéter de Foley.

En la consulta

Como muy tarde, esta semana tendrás que volver a la consulta y, si todavía no te han entregado el resultado de tu cultivo rectovaginal, no te harán esperar más: como vimos en la semana 35, el ginecólogo te facilitará tu historial clínico y lo enviará también a tu hospital o clínica de referencia para la administración de antibióticos en el parto (con el objetivo de reducir los riesgos de infección por estreptococo del grupo B).

Durante la visita, el ginecólogo puede realizar una amnioscopia con el objetivo de comprobar el color del líquido amniótico. Si, tras la prueba, se ha comprobado que el color del líquido amniótico es oscuro es posible que te induzcan el parto para evitar complicaciones para el feto, ya que se debe a la presencia de meconio en el útero.

Tu próxima visita

En tus últimas visitas prenatales pueden surgir muchas preguntas: es normal y no debe darte apuro preguntar hasta que tú y tu pareja os quedéis tranquilos. Tu ginecólogo y su equipo te ayudarán a vencer tus miedos y te ofrecerán consejo ante cualquier pregunta relacionada que quieras resolver.

Por regla general, una de los mayores miedos de muchas mamás es no poder soportar el dolor durante el parto, así como el procedimiento médico de una cesárea (cuándo un parto puede acabar en cesárea, por ejemplo). 

Sin embargo, hay otros miedos sobre los que muchas familias no se atreven a preguntar. Algunos miedos habituales sobre los que te recomendamos que hables con tu ginecólogo sin vergüenza son:

  • Miedo a no llegar a tiempo al hospital para el parto.
  • Desgarros vaginales, episiotomías y periodo de recuperación.
  • Qué complicaciones previas al parto (placenta previa, gemelos, bebé de nalgas) o durante el mismo que pueden requerir de una cesárea
  • Miedo a hacerse caca durante el parto.
  • Problemas con el cordón umbilical.
  • Comportamiento y respuesta de la pareja durante el parto.
  • Miedo a la aguja epidural.

Por descontado, esto solo es una pequeña lista en la que puedes ver reflejados algunos de tus temores o no. En cualquier caso, recuerda que el equipo médico seguirá asesorándote y apoyándote durante el resto de tu embarazo, el parto y la recuperación. 

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Tu entorno

Es muy importante hablar en pareja de vuestros miedos. En esta línea, tratad de no vetaros el uno al otro cuando consultéis dudas con el equipo médico también: muchas parejas dejan preguntas por formular, que se convierten en fuente de estrés más temprano que tarde, solo por considerar que los temores propios o los de su pareja son tontos. Hablad con otras personas que ya han vivido esta experiencia y, sobre todo, dejaros asesorar por vuestro ginecólogo y futuro pediatra. A menudo, tenemos muchos miedos asociados también a si algo está bien o está mal: aquello que sienta bien y surge de forma natural no suele estar mal.

Puntos clave

  • Continua con los masajes perineales; estos días los cambios en el cuello uterino terminarán por diluir tu tapón mucoso.
  • Durante esta semana el bebé seguirá desarrollando sus pulmones, el hígado y el cerebro: la semana que viene, estará listo para nacer.
  • Es posible que tu ginecólogo te recomiende realizar un control de pelvis para analizar el cuello del útero.
  • Si el ginecólogo te realiza una amnioscopia y observa un color oscuro en el líquido amniótico, adelantará el parto.
  • Hablad en pareja de vuestros miedos en relación al nacimiento del bebé y resolved dudas con el equipo médico: no hay preguntas tontas, fuera miedos.

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